Según
datos del Banco de España, los ingresos por turismo extranjero en
nuestro país alcanzaron, de enero a mayo del presente año, los
diecinueve mil cien millones de euros, es decir, un incremento
interanual del 11,5 %. La interpretación que se hace a partir de la
balanza de pagos es que tales ingresos crecen más rápido que el año
anterior. Hay más visitantes y han subido los precios, serían las
explicaciones lógicas de los incrementos. Sin embargo, la ratio de
ingresos por turistas, si bien ha mejorado, no es para deslumbrar,
según los expertos.
El
caso es que cuando se ha vaticinado un verano excepcional y todo da a
entender que 2017 será un año de nuevos récords en la llegada de
visitantes,
las
cifras y los porcentajes dan a entender la evolución del sector. Sin
embargo, ya se ha desatado en algunas comunidades la turismofobia,
de la que hablaremos en otro
momento, hecho que prueba la necesidad de informar y sensibilizar a
la población local de los destinos turísticos de la importancia que
significa cualificar su modelo o su oferta con opciones que reflejen
comportamientos éticos y humanos apropiados. Si el turismo es un
sostén básico de la productividad económica, hay que tratarlo como
un bien.
España
recibió, en el citado período enero-mayo de 2017, casi veintiocho
millones de viajeros internacionales. En números relativos, un 11,6
%, cantidad muy similar en los aumentos en ingresos por turismo. Del
análisis estadístico se desprende que la correlación no fue la
misma en 2016, cuando los ingresos crecieron a un ritmo menor.
De
ahí que, para explicar que no se desate la euforia, sea necesario
comparar el ratio de ingresos por turista. Es decir, si se dividen
los ingresos por turismo extranjero entre el número de llegadas, se
observa que en los cinco primeros meses del año la ratio es de 683
euros por viajero. Este gasto turístico supera ligeramente los 679
euros registrados durante el mismo período del año anterior. A
pesar de ello, la cifra del presente ejercicio queda por debajo de
los 720 euros/turista que fue computada en los cinco primeros meses
del año 2015.
Atentos
entonces al incremento de llegadas y al de los precios en
establecimientos hoteleros, para contrastar si las políticas que se
están aplicando son las más apropiadas y si están repercutiendo en
una oferta más dinámica y cualificada o permiten vislumbrar la
generación de empleo y hasta mejorar las condiciones laborales de
los empleados del sector.
No hay comentarios:
Publicar un comentario