Mientras se frena la
destrucción de empleo, aumenta la precariedad laboral y profesional. Esta es
una de las conclusiones del “Informe Anual de la Profesión Periodística 2014”,
elaborado por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) y que, como en
ediciones anteriores, permite auscultar las entrañas del sector y del quehacer
profesional. Fueron consultados dos mil ciento sesenta y siete periodistas de
toda España, lo que confiere un nivel de fiabilidad considerable.
La conclusión apuntada revela una desigualdad que sigue
siendo preocupante. Cierto que, por primera vez desde hace seis años, disminuyó
la cantidad de periodistas desempleados en primera opción hasta quedarse en
nueve mil cuatrocientas cincuenta y una personas, el 64% hombres y el 36%
mujeres. El director del Informe, Luis Palacio, advirtió que la buena noticia
del descenso se debe matizar al tener en cuenta que “no todos los profesionales
en paro se registran en las oficinas de empleo”; y además, “en estos datos no
se incluye a quienes buscan su primer trabajo”. Los resultados indican que si
en 2013 desaparecieron dos mil setecientos puestos de trabajo, en 2014 se
redujeron en trescientos. Atención a estos dos mil cuatrocientos pues unos mil
seiscientos corresponderían a la RadioTelevisión Valenciana que ahora, por
cierto, quieren reabrir. En cualquier caso, Palacio calificó de “estremecedora”
la cantidad de once mil ochocientos setenta y cinco empleos destruidos desde
que se inició la crisis.
Y no es menos cierto que ha subido el número de periodistas
que se dedican a la comunicación, es decir, un 53% de los profesionales que
trabajan por cuenta ajena lo hace para medios y el 47% restante está ocupado en
labores de comunicación en empresas e instituciones. Llama la atención la
distribución por sexos: en lo que denominaríamos periodismo puro, hay un 52% de
hombres y un 48% de mujeres. Pero en tareas de comunicación, toman la delantera
las mujeres con un 59% frente al 41% de los hombres. Aunque el porcentaje
masculino en puestos de responsabilidad, tanto en medios como en comunicación,
es superior, la situación tiende a equilibrarse paulatinamente.
La brecha salarial también es analizada en este informe de
la APM. Al procesar las repuestas, se concluye que, en términos generales,
quienes se dedican a la comunicación cobran un poco más que quienes ejercen el
periodismo, bien es verdad que tanto unos como otros profesionales contratados
han sufrido las consecuencias de la crisis en forma de reducciones salariales,
empeoramiento de condiciones de trabajo y pérdidas de ventajas sociales. Esto
conecta con la precariedad laboral, reflejada en las condiciones de los
contratos que se firman y en las medidas que las empresas implementan relativas
a restricciones salariales, prejubilaciones o bajas incentivadas. Lástima
porque la ralentización en la destrucción de empleo se ve descompensada con tal
grado de precarización.
Otro apartado del informe versa sobre los profesionales
autónomos. El número de periodistas de esta condición se sitúa ya en torno al
30%. Según los datos registrados, un 21% de autónomos trabaja en empresas
periodísticas y un 17% en ámbitos de la comunicación. Luis Palacio aseveró que
los autónomos han sufrido con mayor dureza que los contratados por cuenta ajena
pues el 10% de los contratados vio reducido su salario más del 30% mientras que
lo sufrieron un 60% de autónomos.
En fin, desequilibrios que son sinónimos de incertidumbre en
la profesión periodística. Los nubarrones de la depresión siguen siendo densos. No parece, desde luego, que formen
parte de esa redundante ‘historia del pasado’ tan repetida últimamente en
ciertos círculos políticos.
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