“Pluma
vertebral de la literatura y de la crítica artística canaria del
siglo XX”, dijo del portuense Sebastián Padrón Acosta
(1900-1953), el doctor en Filología Hispánica, el grancanario José
Miguel Perera Santana, miembro fundador de la revista universitaria
Calibán, en la Universidad
de Las Palmas de Gran Canaria y coordinador de la revista electrónica
bienmensabe.org, dedicada
a la cultura canaria en su más amplio abanico de disciplinas.
Perera
ha dedicado diez años de su vida a investigar la figura de Padrón y
expuso una síntesis de sus afanes en el Instituto de Estudios
Hispánicos de Canarias (IEHC) del Puerto de la Cruz, la institución
que, según dijo, tiene más documentación del “cura escritor”.
Por ello, no dudó en sugerir que se convirtiera en la entidad que
reconociera, mediante la fórmula más adecuada, su estatura
literaria. Dijo el filólogo que está dispuesto a armar la obra
completa de Padrón Acosta, pese a la dispersión de la misma, tal
como constata en sus investigaciones. De momento, el IEHC ya ha dado
los primeros pasos: tal como recogimos en una entrada anterior (ver
blog 24 de diciembre de 2016), ha editado un libro sobre su
biblioteca y el fondo que lleva el nombre del presbítero (Isidoro
Luz Carpenter, siendo alcalde, adquirió y donó al Instituto la
biblioteca de Padrón, unos mil cien volúmenes).
José
Miguel Perera Santana nos acercó a la vida y obra de Sebastián
Padrón Acosta, también conocido en algunos círculos como “el
gran olvidado”. Habló del creador, del intelectual, del crítico
literario y de arte para conocerle mejor desde su biblioteca. Se
refirió a María Rosa Alonso y Sebastián de la Nuez como estudiosos
de su capacidad creativa; y a Miguel Melián García, autor de un
“Ensayo de comprensión” al que incorpora aspectos existenciales
y una parte de su obra poética.
Perera
aludió a las dificultades para materializar su tesis doctoral: la
dispersión de sus textos y el desconocimiento en torno a un supuesto
archivo personal que, “si los testimonios no mienten”, existían
en manos de su hermana Pilar, al menos hasta los años noventa del
siglo XX. El conferenciante reconoció un obstáculo añadido: no
haber podido localizar a quienes heredaron documentos y archivos de
textos.
Pero
la biblioteca del “cura escritor” conservada en el IEHC fue
determinante en el trabajo del investigador: dijo no titubear al
admitir que “el millar de ejemplares que aquí se atesora, da
cumplida muestra de lo que en conjunto fue su completa biblioteca,
con lo que de ellos es posible entresacar las múltiples y diversas
pesquisas que un archivo de este género puede ofrecer”. En ese
sentido, no solo destacó las inclinaciones lectoras predilectas sino
las variadas notas “que se logran absorber desde desde otros
elementos adláteres como los surayados, las anotaciones, las
dedicatorias o, por poner otro caso significativo, los papeles
insertos en los tomos”.
Perera
incluyó en su exposición una síntesis biográfica de Padrón y sus
avatares. Después, hizo un recuento sobre su obra literaria:
escritura en varios géneros, crónica, ensayo y, sobre todo, la
prosa poética de tono reflexivo. Afirmó que el “cura escritor”
manifestó su oposición a la sociedad teatralizada y mostró una
inclinación decidida por el estudio de las cuestiones canarias.
Finalmente, se refirió a “la biblioteca, al compás de su vida y
obra”. Sus creencias religiosas -reveló- se mantuvieron intactas,
sin perjuicio de la vocación por el arte de la palabra, “una
suerte de sacerdocio literario que parece dejar en segundo plano su
oficio de cura”.
Tenía
perfil de humanista, concuyó el profesor Perera. Dejó acreditado su
vivo interés por los textos de Ricardo León, un autor de tendencia
modernista en un universo literario vinculado a la religión y al
conservadurismo. Pero también desgranó la larga lista de autores y
materias que ocuparon el pensamiento del sacerdote portuense. Padrón
Acosta, según dijo, adquirirá galones en dos espectros críticos
principales: el del arte insular y el de la historia y crítica de la
literatura canaria.
José
Miguel Perera, que felicitó al IEHC por haberla conservado,
consideró que la biblioteca de Padrón “se eleva fuente básica
para conocer los aspectos vertebrales de la vida y obra de su dueño”.
Desde luego, la silueta del “cura escritor” quedó mejor
reflejada y apta para seguir siendo investigada.
1 comentario:
Enhorabuena al estudioso de Padrón Acosta, al Instituto y al Sr, García Llanos por acercarnos la figura de Padrón Acosta. Esperamos que no tarde mucho en ver esta obra publicada.
A. H.
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