Sigue
el municipalismo expectante a la espera de una obligada revisión del
Impuesto sobre el incremento del valor de los terrenos de naturaleza
urbana, más conocido como plusvalía. Recientemente, una resolución
del Tribunal Constitucional (TC) suprimió su vigente regulación.
Sabido es que se trata de un tributo local que ha constituido una
notable fuente de ingresos para los ayuntamientos y que grava la
revalorizacón de los inmuebles cuando son objeto de una operación
de venta pero, en la práctica, es abonado siempre, aunque dichos
inmuebles hayan perdido valor. Precisamente, el fundamento de la
decisión del TC se basa en que no es legal aplicar un impuesto
cuando no se ha producido una ganancia económica. El pago de la
plusvalía se calcula en función del valor marcado por el Impuesto
de Bienes Inmuebles (IBI), antiguamente conocido, de forma coloquial,
como 'la contribución'. La cuota se cuantifica de modo automático
hasta resultar un porcentaje que depende del tiempo que ha
transcurrido desde la adquisición.
Es
un asunto que no deja indiferente a nadie, ni a administradores ni a
administrados, de ahí que la Federación Española de Municipios y
Provincias (FEMP) haya tomado la iniciativa para apremiar al Gobierno
con el fin de reformar esta figura tributaria. ¿Cuál es la posición
de la FEMP al respecto? Tiene una doble vertiente: por un lado, el
Catastro habrá de elaborar un índice anual de la evolución del
valor del suelo, plasmando de esa manera el valor de mercado; y por
otro, articular que se reste directamente el valor de venta por el
de compra y solo se aplique si el resultado es positivo.
Es
un asunto que, además, urge. A nadie se escapa que la indefinición
y hasta el vacío legal afectan a los más de ocho mil municipios
españoles. Algún ayuntamiento, en efecto, ha paralizado
temporalmente la tramitación del tributo a la espera de resolver y
restablecer la plena seguridad jurídica. La vicepresidenta de la
FEMP, Cuca Gamara, ha llegado más lejos al instar al Gobierno de la
nación a resolver esa indefinición cuanto antes: “No olvidemos
-ha dicho- que el impuesto es constitucional. Contra lo que ha
fallado el Tribunal Constitucional es el sistema de cálculo en
aquellos casos que la liquidación es negativa, al no haberse
obtenido un incremento de valor en la compra-venta”.
Y
es que los municipalistas son conscientes de lo que significa la
recaudación de este figura tributaria como ingreso determinante en
el cálculo y ejecución de los presupuestos locales. Aprobados
recientemente los Generales del Estado, veamos cuál es la reacción
del Gobierno ante este problema. En su momento, cuando la resolución
del TC, se llegó a pensar que era el momento apropiado para que el
ejecutivo impulsase una nueva financiación de las haciendas locales.
Por
ello, el apremio del ámbito municipalista es natural. Y es que nadie
quiere saber nada de las orejas del lobo de las hipotéticas
devoluciones de cantidades que se vislumbran en medio del vacío
aludido. El jaque a la plusvalía ya está dado: ahora falta saber si
los contribuyente no salen perjudicados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario