El recinto guarda toda una historia desde su habilitación
misma, a raíz de un pavoroso incendio en febrero de 1965. Alguna aproximación a
la misma hemos hecho: festivales artísticos, espectáculos, convocatorias,
bautismos políticos, conciertos musicales, carnavales, teatro, congresos,
deportes, personajes y un rico anecdotario. Ha sido, sin duda, un espacio
multiusos, en su día muy avanzado -tanto al aire libre como cerrado- pero con el
paso del tiempo, obsoleto, poco operativo y, sobre todo, insuficiente, impropio
de una ciudad llamada a tener durante todo el año actividades públicas de
postín que requieren de un lugar adecuado para su desarrollo.
Pero hay que
empezar a hablar de futuro del parque San Francisco, así denominado para
facilitar la localización de toda la vida. El Consorcio Urbanístico para la
Rehabilitación Turística del Puerto de la Cruz había convocado un concurso de
ideas para su remodelación y las setenta y siete propuestas que han sido
presentadas dan una idea del interés con que se lo han tomado arquitectos,
proyectistas y profesionales que ven la oportunidad de llevar a cabo una
actuación que, independientemente de registrar su sello personal, ha de
significar -esto es lo importante- la dotación de una instalación muy necesaria
en pleno centro de la ciudad, en una calle (Agustín de Bethencourt) que,
paradójicamente, tras el cierre del parque, ha cobrado un tránsito comercial y
de consumo muy notable.
Habrá que
estar atentos a las soluciones de los participantes en el concurso, partiendo
de que se quiere, básicamente, un auditorio con aforo de ochocientas plazas;
establecer la sede del Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdhal (MACEW);
sala de exposiciones y espacio para usos como tiendas, restaurante y/o
cafetería. Atentos por dos hechos que pueden resultar un corsé: por un lado, hay
que ensamblar con exactitud la unión o la integración con la iglesia de San
Francisco, la primera construcción civil del municipio, la cual está catalogada
como Bien de Interés Cultural (BIC). En este mismo orden, habrá que observar el
tratamiento que reciban en la actuación proyectada los inmuebles o parcelas
adyacentes. Y por otro, si es posible contar -se supone que ello encarecería
considerablemente cualquier tipo de obras- con un aparcamiento subterráneo al
que se accedería por cualquiera de las dos vías peatonales en las que se encuadra
la parcela. La dotación no es indispensable, desde luego, si se garantiza que
la habrá en el futuro parque marítimo, a escasos trescientos metros de la
localización que referimos.
Es pronto
para hablar de financiación pues, que se sepa, hasta el momento solo se conoce
que el primer premio del concurso, dotado con veinte mil euros, conlleva la
contratación de la redacción del proyecto que tiene un presupuesto de ciento
setenta mil euros. En noviembre, dispondremos de las primeras soluciones con
las que podrá hablarse del porvenir del parque San Francisco con más
fundamentos.
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