El
hecho turístico sigue de récords. Si se confirman las previsiones,
Canarias culminará el presente año con más de catorce millones de
turistas. La potencia del destino, coyunturas incluidas, se
fortalece. Cantan las cifras: en septiembre pasado, un millón tres
mil dieciocho extranjeros, ciento cuarenta y seis mil seiscientos
veintiuno más, esto es, un incremento del 17,12% en el interanual.
Eso significa que Canarias, por primera vez, en el ciclo
enero-septiembre, los nueve millones y medio de pasajeros, un aumento
del 14,12% sobre el mismo período de 2015.
Y
los registros son los que hacen vaticinar a la consejera de Turismo,
Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, María Teresa Lorenzo,
que el presente ejercicio se cerrará con catorce millones de
visitas. El listón se pone muy alto, desde luego.
Favorables
augurios al margen, la misma consejera abre nuevamente el debate
sobre el modelo y los límites de crecimiento que debe cobrar otra
dimensión, en efecto, cuando estén aprobadas todas las normativas
turísticas y se hagan las primeras estimaciones sobre el desarrollo
cuantitativo y cualitativo de la oferta en islas que, hasta el
momento, por las circunstancias que sea, han visto frenadas sus
opciones de abrir o ampliar mercados. Se necesita mucho rigor
científico en ese debate: tratar este asunto a la ligera, bajo la
filosofía del crecer por crecer, con la experiencia adquirida y con
muchas cuestiones aún por despejar o resolver, sería un error de
proporciones considerables. Así han vivido en Baleares muchos años:
solo velaron o se esmeraron en el negocio y aunque las islas
mediterráneas son una potencia consolidada, turísticamente
hablando, hay aristas que necesitan una revisión. Recordemos, sin ir
más lejos, que el pasado verano, al desbordarse la llegada de
turistas, se dudó hasta de la capacidad de carga del territorio, por
no hablar de los niveles de servicios públicos que se prestan.
De
manera que todos encantados con los récords pero consignando que hay
asignaturas pendientes. Innovación y cualificación de la oferta,
asegurar y enriquecer la conectividad, delimitar muy bien la
especialización, mejorar los activos diferenciadores -por los que,
según parece, cada vez viene más gente- como la naturaleza, la
gastronomía y los acontecimientos culturales y deportivos que
sustentan los elementos principales de cualquier plan de márquetin
que se precie. Para el año próximo, por cierto, debe haber uno
nuevo. Se supone que, ante la incidencia del ‘brexit’ en el
mercado británico, habrá de concentrar acciones en otros mercados
emisores, sobre todo para tomar la delantera.
Las
previsiones son favorables pues. Y como tales, ojalá se vean
correspondidas con beneficios empresariales y con la creación de
empleo digno y estable. Es la gran oportunidad, desde luego, para que
el principal sector productivo de la economía canaria siga ganando
credibilidad y confianza. Y reiteramos: no es crecer por crecer
-igual un aumento desproporcionado y permisivo de la oferta termina
causando una distorsión irreversible- sino de tener unos horizontes
bien trazados y sólidos recursos para alcanzarlos.
1 comentario:
Paradoja que obliga a reflexionar:
Según la EPA del segundo trimestre el número de parados aumentó en Canarias en 15.600 personas y se destruyeron casi 12.000 empleos.
La tasa de paro en las islas era del 27,3%, y 300.000 personas se encontraban en paro.
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