Plantón con rectificado de los corresponsales. Lesiones
causadas por personal de su seguridad a una periodista. Y anuncio de acciones
judiciales contra todos quienes la estén difamando.
No gana para
sustos la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, en el
punto de mira por los vínculos de su ex esposo con esa gigantesca trama de
corrupción que responde por Gürtel. Ha resistido los embates y los temporales
en los que siempre flotó la palabra dimisión que, por ahora, no se ha
producido, pese a algunas evidencias de responsabilidad política. Entre el
desconocimiento alegado, la defensa propia basada en la atribución exclusiva de
actuaciones a su ex marido y el respaldo del presidente del Gobierno, se
mantiene en su cargo, sin intenciones de renuncia.
Pero la
ministra Mato sabe que está en el ojo del huracán y que le resultará difícil
salir de su órbita pese a sus propias convicciones. No es que la hayan ayudado
los silencios mantenidos -acumuló meses sin comparecer en sede parlamentaria- sino
que, además, las circunstancias propician que cada salida, cada contacto será
una auténtica prueba de resistencia y de habilidad para sortear una presión que
persistirá mientras algunos hechos no sean esclarecidos.
Y eso que
las rectificaciones formales hablan a su favor. Por ejemplo, cuando acude a una
sesión de la Comisión Jurídica y Social de la Mujer de la ONU, en Nueva York, y
hace una convocatoria de prensa a los corresponsales acreditados, advirtiendo
que no habrá preguntas, se retracta a la vista del plantón dado por los
profesionales (¿Qué habrán pensado, por otra parte, quienes ejercen el oficio
en una de las democracias más avanzadas, donde la libertad de expresión es intocable?).
Reconsideró y atendió a los periodistas que preguntaron lo que quisieron, quizá
para hacer entender a la ministra que ese es su deber. “Sin preguntas no hay
cobertura”, circuló en una red social.
Algo similar
sucede cuando acude, en Málaga, a un acto público conmemorativo del Día
Internacional de la Mujer. Un miembro del personal de seguridad de la ministra
causó lesiones a una redactora de Antena 3 Televisión, después de haber sido
golpeada, según su propio testimonio. Sufre rotura del radio de la mano derecha
que le tendrá de baja médica durante tres semanas. Enterada la señora Mato,
telefoneó a la periodista para disculparse por lo sucedido, interesarse por su
estado y ponerse a su disposición para lo que pudiera necesitar.
La ministra
Mato, por último, anuncia acciones judiciales contra quienes, según su
interpretación, la están difamando al hacer públicos los pormenores de unas
actividades empresariales desarrolladas a título particular. Está en su derecho
de defenderse si considera su honor lesionado o si se siente injuriada.
En fin, que
Ana Mato debe ser consciente de haga lo que haga, y diga lo que diga, mientras
se mantengan las circunstancias, tendrá sobre sí el foco de la atención
mediática. La experiencia le debe estar enseñando a no cometer más errores ni a
refugiarse en silencios que, según se ha demostrado, no son nada rentables.
Por lo
tanto, convocatorias de prensa sin mordaza e indicaciones de buen trato a los
trabajadores que están ahí para cumplir con su deber. En la defensa jurídica
personal, nada que objetar.
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