Empresarios del sector y alcaldes de
ciudades turísticas capitales de provincia, reunidos en Madrid a la sombra de
Exceltur, han llegado a la conclusión de que el papel de la administración
pública es determinante para su desarrollo. No es nuevo el diagnóstico pero
como propende a ser olvidado, su reactivación depende de alguna convocatoria en
la que trascienda un mensaje capaz de hacer ver que no hay que dormirse, que es
necesario incentivar o, sencillamente, esmerarse en la ejecución de aquellas
cosas que se teorizan, se pregonan o se predican. En efecto, demasiado lento en
la praxis el sector turístico en los últimos años cuando todos convenimos en su
efecto “tirón” en el marco de la economía productiva.
Todo
depende, pues, de la importancia que se le quiera dar al turismo y las
políticas específicas que se pongan en marcha. Desde nuestra pertenencia a la
FEMP, hace ya tres mandatos, insistimos en la idea de una población local
plenamente identificada con el turismo si es que quería crecer, mejorar o
innovar la oferta y cualificar el destino. La ciudadanía debe implicarse en el
cuidado de los propios valores, so pena de estandarizarse sin más, de
despersonalizarse y refugiarse en tópicos socorridos. Abogamos por una
motivación permanente a sabiendas de que generar una cultura y cultivarla no es
fácil, al contrario, conlleva un proceso largo en el que hay que perseverar
hasta que maduren los frutos.
Empresarios
turísticos y alcaldes han afrontado la papeleta y aun cuando se desprenden
distintos puntos de vista, fruto entre otros factores de la diversidad de las
características de las propias ciudades, es claro que hay factores o rasgos
comunes que deben ser tenidos en cuenta para ponderar o estimular el papel de
la administración pública local en la órbita del turismo. Por ejemplo, el
alcalde de Santander y presidente de la Federación Española de Municipios y
Provincias (FEMP), el popular Íñigo de la Serna, manifestó que la actividad
turística no repercute directamente en las arcas locales pues, según explicó,
el incremento del turismo no va a las cuentas de los ayuntamientos ya que los
impuestos municipales no gravan conceptos relacionados con ello. Argumenta el
regidor santanderino que de los impuestos que pueden afectar al turismo
(actividad económica, IRPF o IVA) solo una pequeña parte acaba en los
consistorios por la vía de su participación en los tributos del Estado.
“Eso
significa -señaló de la Serna- que el esfuerzo inversor municipal en materia
turística no se orienta a conseguir mayores ingresos para los ayuntamientos,
sino en hacer mejores ciudades, que es nuestra obligación”. Precisamente, en
las conclusiones del informe UrbanTUR 2012, presentado en el curso de la
convocatoria de EXCELTUR, se consigna que la fiscalidad y la financiación
tienen un importante papel reservado en el desarrollo futuro del turismo de
ciudad, dependiendo, claro, de las peculiaridades y de los factores
característicos de cada ciudad.
El
propio presidente de la FEMP lo tiene en sus manos si se lo propone, aunque
cabe prever que no le resultará nada fácil cuando queden al descubierto otros
intereses, más partidistas y más particularizados. Sabe que el grueso de la
distribución fiscal va a parar a otras administraciones. Luego, tendrá que
esmerarse -ha dicho que “vamos a tratar de corregirlo”- para hacer una
distribución más justa y más solidaria en términos de ingresos.
En
cualquier caso, dada la gravedad de la situación de las haciendas locales, urge
un entendimiento. Y una solución estable.
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