Como se esperaba: fue una
congelación, un recurso táctico, una espera de una semana para no aparentar -¡a
estas alturas!- soberbia y prepotencia, otro menosprecio al clamor popular.
Pero el Gobierno no da
marcha atrás, ni revisa. La reforma educativa, el nuevo modelo plasmado en otra
ley, será aprobada hoy por el Consejo de Ministros. Da igual que por primera
vez todas las escalas, desde la infantil-primaria a la universitaria, estuviesen
juntas y de acuerdo. Da igual que se hayan manifestado cientos y miles de
personas de la comunidad educativa. Ésta palpa que estamos en un punto de casi
imposible retorno: restricciones, segregación, selectividad, enfrentamiento,
desigualdad…
El clamor demandaba
diálogo, acercamiento pero qué va… El Gobierno, a lo suyo, a la carga
ideológica. La Ley Orgánica de Calidad de la educación (LOMCE) ya ha iniciado
su carrera: antes de la primera etapa, el clamor hace prever que la
contestación, en toda la tramitación, va ser muy intensa.
Será tensión y fricción en
la legislatura del retroceso.
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