En pocas palabras: se trata de
que el cliente viva el hotel, que encuentre en él y consuma de todo lo que
ofrezca en salud, entretenimiento, cultura y gastronomía. Hasta ahora, dormía
en el establecimiento y salía a disfrutar de la oferta de la ciudad en que se
enclave. Por lo tanto, un sustancioso cambio de tendencia para los hoteles del
futuro que habrán de buscar valores diferenciales para seguir siendo
competitivos y fidelizar visitantes.
Es una de las conclusiones a
las que llega el director general de Fractalia
Smart Projetcs, Alfredo Villalba. La firma es un una empresa europea de software dedicada a la gestión a gran
escala de infraestructuras de innovación tecnológica. Para Villalba, la
sostenibilidad y la personalización de la experiencia del cliente serán las dos
tendencias primordiales de diseño del hotel del futuro. La sostenibilidad, en
su opinión, “va más allá del mensaje eco. La sostenibilidad bien entendida es
responsabilidad social, es compromiso con el medio ambiente y es, además, una
fortaleza comercial y de marketing para la cadena o el establecimiento”.
En lo que concierne a la mejora
de la experiencia, el experto considera que los establecimientos “se reinventan por
partida doble, ofreciendo sistemas de descanso de última generación, ‘spas’ de
alta gama, gimnasios futuristas, restaurantes gourmet y bares 3.0, para
intentar cambiar el ciclo clásico del comportamiento del cliente”.
¿Estamos en puertas de una
revolución turística, más concretamente, alojativa? Pues tendrá que estar muy
atento el sector, sobre todo si se toma en serio de una vez la innovación y el
factor calidad. Fíjense que se habla de “vivir el hotel”, pero no con la
discutible política del ‘todo incluido’, sino con la creación y consolidación
de una oferta que tenga en cuenta otros atractivos y otros valores. En eso
deben pensar promotores, empresarios y directores.
“Se trata -explica Villalba- de
los nuevos servicios, basados en la personalización, atendiendo a los perfiles
de confort, porque el hotel del futuro es a la carta y ahí es donde reside el
reto”.
Hotel a la carta: retengamos
ese concepto o esa denominación. En ese sentido, las habitaciones son uno de los campos de
actuación en los que empresas como Fractalia
centran sus diseños más vanguardistas. En este ámbito, como indica Villalba, “el lujo lo configuran la
experiencia del descanso y la forma de utilizar la habitación, y no tanto los materiales ni los
metros cuadrados. Por ejemplo, hemos diseñado un libro en el que sólo aparecen
fotografías y a través de ellas se puede configurar el clima, luces, música,
amenities, minibar, etc.; seleccionar amaneceres a la carta e incluso reducir
el ‘jetlag’. Asimismo, trabajamos en cuartos de baño inteligentes
en los que eficiencia y bienestar se dan la mano a través de otra de nuestras
líneas de investigación, la hidrónica”.
También
están trabajando en “cambiar las zonas de productividad, los antiguos Business Center y salas de reuniones clásicas”,
convirtiéndolos en “una sala inmersiva que cambiará la forma de trabajar, de
formar y de presentar productos. Creemos que parte de las zonas comunes de los
hoteles pueden convertirse en espacios de ‘coworking’
(una técnica que permite a profesionales que no comparten ni empresa ni sector
de actividad unirse para trabajar juntos en un mismo espacio)
lo cual otorgaría al establecimiento una nueva dimensión social y un nuevo
negocio”.
El
complemento de dotaciones integradas en un concepto global de arquitectura
inteligente (teóricamente con un alto poder de propaganda y proyección)
representa otro atractivo, otro factor diferencial orientado a convertir estos
hoteles en un destino turístico en sí mismo.
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