Termina el verano y
aunque los usuarios sigan disfrutando de una zona de baños tan especial como es
San Telmo, lo cierto es que las obras de reacondicionamiento y las de
remodelación del paseo aún no han sido certificadas ni por el Cabildo ni por el
Ayuntamiento, señal de que aún están incompletas o pendientes de rematar en
algunas de sus unidades. Si ya el proyecto tuvo una tramitación dificultosa, la
ejecución no ha sido menos azarosa.
La puesta en marcha de los servicios sanitarios o la
apertura de una cafetería en la zona de terraza, la retirada de una valla
metálica en las cercanías del acceso al mar o la mejora de las duchas
instaladas son aspectos concretos de trabajos y dotaciones aún por definir.
Hasta el alcalde del Puerto de la Cruz, Lope Afonso, en el
contexto de un reciente análisis público de las basuras como una asignatura
pendiente de tratar adecuadamente y resolver consecuentemente, se refiere a la
instalación de mobiliario urbano y a la insuficiencia de papeleras para evitar
el impacto negativo de su acumulación en los aledaños del paseo. Admite Afonso
que la instalación de las papeleras es una demanda de los vecinos hecha con
toda lógica.
Pues a ver si las instituciones, Cabildo y Ayuntamiento,
junto a la empresa adjudicataria de las obras, no se enredan en la fase
definitiva de las mismas. Es probable que la empresa aguarde trámites
pendientes de modificados del proyecto o unidades sobrevenidas, pero tampoco es
cuestión de demorar demasiado. En el análisis anteriormente señalado, se indica
que el Ayuntamiento ha condicionado la recepción definitiva de las obras a la
solución de los trabajos y dotaciones pendientes. Por eso, la paciencia de la
que se ha hecho gala hasta la fecha debe traducirse en un arreón final para
culminar esta actuación que no satisface a todos pero que está ahí, con su
espaciosa diafanidad y sus grises, para constituir otra referencia de la
geografía urbana portuense.
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