Hasta
el mes de agosto pasado, más de cincuenta millones de viajeros
extranjeros visitaron España,un 8% más que en 2015, pero las
centrales sindicales, Comisiones Obreras (CC.OO) y Unión General de
Trabajadores (UGT), mayoritarias en el sector, ya han frenado los
triunfalismos advirtiendo que detrás de los sucesivos excelentes
registros existen aspectos no tan sobresalientes que conviene tener
en cuenta. Son las sombras.
Es
decir, el turismo español tiene una cara B. Al dorso de esos
indicadores, están, por ejemplo, los de la precariedad laboral.
Porque se supone que con el crecimiento de viajeros y de niveles de
ocupación ha aumentado el nivel de contrataciones. Pero el empleo
creado, según el secretario general de la federación de Servicios
de CC.OO.,José María Martínez,“es precario, a tiempo parcial y,
en muchos casos, fraudulento”.
Sostiene
Martínez que los datos oficiales no se corresponden con el empleo
declarado pues se trabajan más horas de las contratadas, lo que, en
la práctica, significa un fraude a la Seguridad Social. Fuentes de
ambos sindicatos coinciden en señalar que tan favorables indicadores
suponen también “un récord en precariedad laboral”.
El
empleo turístico, pues, no sale bien parado en esa cara B de la que
hablan los sindicalistas. Seguro que se estarán notando los efectos
de la reforma laboral, especialmente en lo que concierne a la
precariedad,la circunstancia que más quejas inspira. Otro hecho: han
proliferado los contratos a través de empresas multiservicios, lo
que incide, según interpretan, en la remuneración de los
trabajadores, un 30% inferior a la establecida en los convenios
sectoriales. Así, para el secretario general de la federación de
Servicios de la UGT, José María Cilleros, las estadísticas del
turismo “esconden falsos autónomos y contratos formativos,
subcontratación y externalización”. Habrá que tenerlo presente
para cuando se conozcan los próximos registros del mercado laboral.
El
mismo Cilleros concluye que el crecimiento turístico no está
teniendo repercusión en los salarios, por lo que “no habrá
turismo de calidad con estos niveles de pobreza laboral”.
De
modo que se va conociendo mejor la cara B del turismo español. No se
trata de amargar y mucho menos de hurgar en heridas que,según se
aprecia en la esfera laboral, no han terminado de cicatrizar. Lo que
se quiere es que los beneficios, aunque acompasados, se correspondan
con mejores condiciones de trabajo para la mano de obra que, pese a
las limitaciones, sigue demostrando estar a la altura de las
circunstancias y de las exigencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario