Las circunstancias han querido
que el partido de homenaje se dispute con la Unión Deportiva Las
Palmas como líder de la Liga de Primera división. Es el mejor
regalo que podía recibir Felipe Martín (La Orotava, 1952) el
orotavense que esta tarde, en el Municipal Los Cuartos, recibirá el
merecido reconocimiento a su trayectoria futbolística.
En ese campo, aún con cancha
de tierra, con graderíos incompletos y con vestuarios rudimentarios
que lo hacían aún más frío, empezó a jugar Felipe. Hoy se
acordará de quien debió ser su primer entrenador, Juan Villar,
quien, además, para desdoblar su personalidad, firmaba las crónicas
de los partidos en los periódicos de la época, Aire
Libre y
Jornada
Deportiva, con
las iniciales J.R.
Aún
nos parece escuchar sus chillidos desde el banquillo o desde la
banda.
Felipe jugaba en el Infantil
Iberia, con el 7 en la espalda, uniformado de blanquinegro. Era un
extremo derecha que sobresalía por la velocidad y porque era más
espigado que los demás. Con razón, en los córners, siempre se
colocaba para rematar de cabeza. Después, un fructífero paso por
los juveniles, en los que ya se notaba la mano de los Sánchez, con
varias participaciones en la selección tinerfeña, siempre
codeándose con las mejores. Estaba claro que Felipe iba a ser
llamado para empresas mayores. Por eso, saltó pronto al primer
equipo de la Unión Deportiva Orotava, en el que sobresalía, además,
por su entrega y pundonor. Era, como se decía entonces, de los que
sentía los colores.
Y del Orotava al Club
Deportivo Tenerife, en el que militó un par de temporadas, ya en
Segunda división ‘A’. Era el 7 fijo. La aparición de Felipe con
los albiazules fue de los primeros pasos para estrechar las
relaciones del Tenerife con los equipos y aficionados del norte de
Tenerife, durante muchos años distantes y recelosas. Hasta que su
rendimiento atrajo la atención de los técnicos de la Unión
Deportiva Las Palmas, encabezados por García Panasco y Ernesto Pons.
El entrenador francés Pierre Sinibaldi es quien le da la
alternativa: debutó en el viejo ‘Carlos Tartiere’, frente al
Oviedo. Era septiembre de 1973. Le costó lograr la continuidad en
las alineaciones, incluso jugó cedido una temporada en Segunda, con
el Sant Andreu, dirigido, por cierto, por Fernando Daucick
Cuando retorna, Miguel Muñoz
ya es entrenador de los amarillos que, en la segunda mitad de la
década de los setenta, hacían su ‘stage’ de pretemporada en La
Orotava y se concentraban en el hotel ‘Tigaiga’ del Puerto de la
Cruz. Es Muñoz quien le descubrió como defensor central. A Felipe
le correspondía cubrir la vacante, nada más y nada menos, que de
Enrique Wolf, traspasado al Real Madrid. Felipe se gana la confianza
y la continuidad del inolvidable entrenador y seleccionador nacional.
Es indiscutible en las alineaciones, se erige en un baluarte de la
escuadra amarilla. Fue subcampeón de Copa, tras la final perdida
(3-1) con el Barcelona de Cruyff en el ‘Santiago Bernabéu’.
Felipe Martín se ganó a
pulso la internacionalidad. En tres ocasiones vistió la roja, con
Ladislao Kubala en el banquillo. Su regularidad fue determinante, tal
es así que completó trescientas ochenta y cinco actuaciones
oficiales con el equipo amarillo, doscientas cuarenta y tres de ellas
en Primera división. Jugó las últimas eliminatorias de la Unión
Deportiva en la desaparecida Copa de la UEFA y participó, a las
órdenes de otro técnico de grato recuerdo, Roque Olsen, en otro
ascenso, temporada 1984-85.
Serio dentro y fuera de la
cancha, accedió a la capitanía para acreditar el respeto que
inspiraba a sus compañeros. Fue un ejemplo de constancia y
superación. Siempre atento y servicial, cuando Felipe dejó el
fútbol activo lo hizo sin ruido, sin estridencias, como correspondía
a su personalidad. Hoy, en aquel campo que le vio crecer con el 7 a
la espalda, escuchará de nuevo los gritos de Villar y marcará, con
gesto emocionado, el gol que corresponderá al afecto de sus amigos
y allegados, de todos los aficionados.
Quién le iba a decir que el
principal equipo de su vida, la Unión Deportiva, la haría los
honores vistiendo de líder en el amistoso frente al Orotava, que le
hará entrega de la insignia de oro y brillantes del club en
reconocimiento a su trayectoria y a su internacionalidad.
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