Ayer escribimos sobre el Informe Pisa cuyos
resultados no son nada buenos para nuestro país y para Canarias en particular.
Hoy nos inspira otro estudio internacional, ‘Reading Literacy Study’, elaborado
cada cinco años por la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro
Educativo, firma que se define como independiente y sin ánimo de lucro.
En su última entrega, publicada hace
unos meses, España aparece en el puesto 21, junto a Nueva Zelanda, entre
cincuenta y siete países participantes. El estudio concluye que los alumnos
españoles de cuarto curso de Primaria (nueve años) han empeorado su comprensión
lectora en seis puntos respecto a 2016.
También registra el poco favorable dato
de la progresiva desaparición de las bibliotecas escolares. La pandemia, dice
el estudio, sigue siendo la causa de estos males. Es recurrente seguir echando
la culpa a la multiplicación de la COVID-19. Pero muchos analistas coinciden en
que el estrés y los impactos de estímulos audiovisuales cortos y con una muy
escasa fecha de caducidad, en los que se ha sumergido a las personas en plena
primera fase de escolarización, son también causas determinantes y reflejo del
propio sinvivir adulto.
El caso es que la gente no lee, según
parece desprenderse de los contenidos del estudio. Ese es el origen de estas
penurias. La comprensión lectora es primordial.
Seguro –y no es una evocación a cualquier tiempo pasado que era mejor-
que muchos docentes y alumnos recordarán, cuando se evaluaba la materia, aquel
PA (progresa adecuadamente) o aquel NM (necesita mejorar), que servían para
medir -siquiera de forma elemental- la evolución de la percepción y del
conocimiento de las cosas.
Si no leemos, no aprendemos. Esta es
una deducción sencilla pero hay que insistir, a la vista de los estudios
específicos que sirven para contrastar los avances y los estancamientos en la
fase de aprendizaje. Va a servir de poco chatear con inteligencias artificiales
si no se entiende lo que nos dicen. Tienen el ejemplo en que cada vez se repite
más esa situación en la que envías un correo electrónico y la respuesta se
circunscribe a preguntar lo mismo que uno ya apuntaba en la primera
comunicación.
Si los adultos operamos así, los
menudos, o la grey infantil, no tienen por qué estar mejor.
Así que leer nos vendrá muy pero que
muy bien.
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