Llegamos al fin de año.
Bien.
Estamos a punto de comenzar otro que ojalá sea pródigo en venturas.
Unas horas para la últimas celebraciones.
En familia, con amistades o en solitario, que también es una manera de hacerlo.
La historia escribirá su último renglón con frases que, probablemente, ya habían sido dichas. Y si no, pues volver a intentarlo.
Que los sentimientos y lo estados de ánimo, los de cada quien, sirvan para forjar la personalidad y seguir avanzando.
Así que, alegres o tristes, da igual -a fin de cuentas, esto no es más que el salto de una hoja de almanaque-, con sus músicas o sus silencios hasta conciliar el sueño reparador, a vivir, que ya andamos por 2024, año olímpico y electoral.
Dense por felicitados. Guarden el hueco para las uvas. Besos y abrazos.
Mañana será otro día.
Recuerden: enero1/2024.
Y volver a empezar.
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