Una condena sin sentencia conocida. Culpable el Fiscal
General del Estado porque sí. Cinco a dos en la votación. En coordenadas
futbolísticas, una goleada; pero, en votaciones de un Tribunal Supremo…, no, no es igual, claro.
El país, sacudido. El informado, y el que no lo está tanto.
Demasiadas sombras. En cualquier caso, una resolución judicial muy
controvertida. Es la justicia la golpeada, no en la línea de flotación pero sí
en los cimientos del poder. Del poder judicial, precisemos. No hay problema: se
repondrá. Y sacará fuerzas ¿de flaqueza? Y recobrará, que para eso sus celosos
guardianes -cada vez más influenciables- están muy ramificados.
Entonces, ¿ni en la justicia se puede creer? Bueno,
decisiones así son las que ponen en tela de juicio la credibilidad misma. Las
circunstancias que concurren hacen tambalear las convicciones. Claro que
demasiadas sombras. Y las que seguirán cerniéndose, acciones e interpretaciones
(que vendrán) al margen. Baste el resultado de la votación de la sala.
¿Qué sucederá ahora? A seguir padeciendo las diferencias de
criterio, las discrepancias en las formalidades constitutivas. Permanecerá
incesante la lucha por el control del poder: es lo único que importa, es lo que
está en juego. Da igual los justiciables. Más de uno se acordará de aquel
cachondeo que un alcalde andaluz sentenció sin miramientos. Unos hicieron
-¡vaya si hicieron!- interpretando al pie de la letra la recomendación del jefe
<in pectore>. Algunos, dignos hasta el final, no revelaron sus fuentes
pero eso, la sala de un Tribunal Supremo fragmentada, no lo tuvo en cuenta.
Pesaba más la confesión de un bulo -nueva arma a esgrimir en un juicio, ya
saben- admitido porque convenía.
El caso es que la justicia ha resultado dañada.
¿No son culpables todos, siquiera un poco?
Lo demás, taciturno e hipocondríaco, desde la sentencia sin
conocerse hasta la fecha/aniversario de la resolución, parece anecdótico pero,
en el fondo, sí tiene más enjundia. Aunque, por ahora, ni rastro de la
fundamentación jurídica
Y más categoría, por supuesto.
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