La
sala segunda del Tribunal Supremo (TS) condenó a Álvaro García Ortiz, fiscal
general del Estado, a dos años de inhabilitación por revelación de secretos.
Pero todavía no se conoce la sentencia. Es tan solo una de las múltiples
rarezas que envuelven un hecho insólito rodeado de circunstancias que tienen un
distinto significado tanto en el orden técnico-jurídico como en el contexto
político.
A
la espera de conocer el contenido de la resolución del alto tribunal, reparemos
en el papel que desempeñó el periodismo en este singular y complejo proceso que
aún dará mucho que hablar. Como se sabe, varios periodistas declararon durante
el juicio. Preservaron la cláusula del secreto profesional. No ha bastado el testimonio en sede judicial de
aquellos que aseguraron que el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz,
no fue la fuente primigenia de la información confidencial del pacto de Alberto
González Amador, defraudador confeso, pareja de la presidenta de la Comunidad
de Madrid, que estaba intentando llegar a un acuerdo con Hacienda a través de
su abogado.
Durante la vista, el testimonio más
contundente fue el del periodista de ‘El Diario.es’ José Precedo, que relató
que él había tenido acceso al correo electrónico el 6 de marzo de 2024, seis
días antes de que lo recibiera el Fiscal General. El periodista dio a entender
que disponía de un “pantallazo en papel” de ese correo, pero agregó que su
fuente no le había autorizado a publicarlo. Miguel Ángel Campos (Cadena
Ser) defendió también que “en ningún momento fue el fiscal general quien
me facilitó el correo”. Sobre el fondo del asunto, García Ortiz defendió
que no había hecho llegar el contenido del mensaje que se filtró a la prensa.
No ha sido suficiente que varios periodistas implicados en la divulgación de la
información corroborasen que el fiscal general no fuese la fuente. Con su
condena, el Supremo sitúa al Gobierno en una posición institucional aun más
delicada, en cuanto Pedro Sánchez mantuvo al fiscal en el cargo pese a las
reiteradas peticiones de cese por parte de la derecha. Siendo harina del mismo costal,
ya se verá cómo evoluciona.
La defensa de García Ortiz sostuvo durante el
juicio que la actuación de la Guardia Civil vulneró sus derechos fundamentales
por desproporción e indeterminación, y lanzó acusaciones sobre una acción
prospectiva que dio lugar a un hecho insólito como la entrada en la Fiscalía de
miembros de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, en un
dispositivo que pareció más propio de las redadas contra el narcotráfico.
Rafa Latorre, en el diario ‘El Mundo’, opina que la
víctima no es el periodismo. Latorre, muy duro (hasta cruel) con el condenado, escribe: “Hay algo peor que los periodistas reclamen para sí una
presunción de veracidad y es que ese blindaje sea, encima, selectivo. En el
juicio también prestó declaración Esteban Urreiztieta, y contestó a las
preguntas con una entereza, sobriedad y precisión encomiables, después de haber
sido sometido a un descrédito injusto por parte de quienes hoy sollozan porque
no se asume su testimonio como prueba de descargo. Qué decir de una Ketty Garat
cuya pretensión de proteger a la fuente en una información veraz, la empresaria
Carmen Pano, se presentó de inmediato como la prueba de su mendacidad. La era
de los manifiestos contra el golpismo mediático arroja decenas de ejemplos”.
En definitiva, enfoques
distintos para un caso que seguirá dando que hablar y en el que se entremezclan
razones y sinrazones. La justicia, en cualquier caso, sigue obligada a actuar
con rigor e imparcialidad. Seguro que aquí hay factores condicionantes. Por
eso, hay mucha gente que duda.
1 comentario:
Rafa Latorre en El Mundo cumple con el viejo dicho "no muerdas la mano que te da de comer" para justificar la publicación en su periódico del bulo de Miguel Ángel Rodríguez, dando la información por veraz sin la minima comprobación a la que está obligado cualquier profesional del periodismo. Llueve sobre mojado en la empresa.
Por otra parte no se trata como afirma de que "los periodistas reclamen para sí una presunción de veracidad" es que, como testigos que fueron en el juicio, estaban obligados a decir la verdad.
Mentir como testigo en un juicio puede acarrear consecuencias penales por el delito de falso testimonio.
Manipula que algo queda.
Saludos
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