sábado, 7 de mayo de 2016

COLOR Y FORMA

Permitan ustedes la licencia:
-Con la venia, Majestad.
Porque después de la contemplación del retrato que preside esta exposición de José Carlos Gracia, pareciera que el tamaño y la exactitud con que plasmó al monarca precisaran -dicho sea sin ánimo ceremonioso- de algún aforismo para introducirla.
Es una de las casi cuarenta obras que, bajo el titulo Color y Forma, cuelgan en la sala que empieza a resultar familiar para los amantes del arte y para tanta gente cuya  presencia, además de los artistas que la visitan, seguro que es un estimulante para sus propietarios, empeñados -como han dicho- en potenciar la oferta cultural del municipio y dinamizar este barrio en concreto que, si hasta hace unos años, era la referencia palmaria de las clases populares que dependían principalmente de la pesca, de la agricultura o de la construcción, ha evolucionado de forma tal que, ahora mismo, presenta un paisaje urbano y hasta unas características sociológicas muy diferentes.
Pero es de Gracia, de su concepción del color y la forma, de lo que hemos venido a hablar brevemente  esta noche, acaso recreándonos en su interpretación pictórica de todo lo que ha ido acumulando desde que llegara a la ciudad e hiciera la calle, allá por el Lido San Telmo y Colón, hace unos cuantos años, cuando el esplendor turístico de la ciudad envolvía opulentos y desenfadados estilos de vida, cuando el Puerto no tenía competencia y proyectaba su dimensión cosmopolita y multicultural, en un generoso anticipo de lo que sería un modelo a seguir.
Decimos ‘recreándonos’ porque esta no es la primera vez que glosamos el arte y la producción del autor. En otros escenarios y en entregas temáticas muy concretas, hemos recorrido sus propuestas pictóricas, casi trazo a trazo, pincelada a pincelada. Hace treinta y cinco años tuvimos la oportunidad de presentar, en La Orotava, su primera exposición en la isla. Y aquel, por cierto, fue nuestro bautismo en estos menesteres.
Desde entonces, José Carlos Gracia, que fue historietista -si se nos permite el término- y sigue siendo un excelente dibujante, como se puede comprobar en parte de la colección aquí expuesta, ha acreditado su excelencia artística de modo que atenúa los vientos de crisis que también han soplado y soplan en contra de la creatividad. Si ha hecho frente a los imponderables es porque se esmeró, porque incursionó en géneros como el retrato -donde ha dejado un sello difícilmente igualable- y porque sus pinceles y sus espátulas siempre descubrieron motivos y plasmaron sobre los lienzos el talento de quien se empleó con sutileza y gallardía pictórica ya fuera con canes, caballos o ganado vacuno, con desnudos, con estampas típicas, con escenas goyescas, en ambientes bucólicos o marítimos, en contextos ajardinados, en bodegones y, sobre todo, en retratos.
Nunca faltó inspiración al artista, luego su producción ha sido incesante. De todo lo relatado, tenemos aquí su particular tributo al color y a la forma. Gracia presenta originales de óleos y acuarelas así como reproducciones de series que sobresalen por su viveza. Permiten meternos en la anatomía de una romería, por ejemplo. O descubrir miradas profundas de ancianos entre envolventes flores de mundo que desnudan la gama cromática. O contrastar las transparencias rocosas -vistas con ojos de gaviota, como atinadamente lo definió alguien- en plena faena de varado. Aquí hay algunos retratos en acuarela y sus retoques de acrílicos con los que logra efectos modernistas.
José Carlos Gracia quiere ir más allá del artificio compositivo. Impregna de luz fría sus obras, llega a la cima de la precisión en sus retratos. Color y Forma condensa todo lo que se puede explicar en pintura.
El pintor ruso Vasili Kandinski, considerado como el precursor de la abstracción, dejó escrito que “la relación inevitable entre color y forma nos lleva a observar los efectos que tiene la forma sobre el color”. No es un juego de palabras. Sigan el relato de Kandisnki: “La forma misma -escribe- aun cuando es completamente abstracta y se parece a una forma geométrica, posee su sonido interno, es un ente espiritual con propiedades idénticas a esa forma. Un triángulo (sin especificar si es agudo, llano o isósceles) es uno de esos entes con su propio perfume espiritual. En relación con otras formas, este perfume se diferencia, adquiere matices consonantes; pero, en el fondo, permanece invariable, como el olor de la rosa que nunca podrá confundirse con el de la violeta”.

        Esta selección de la obra de Gracia, incluidos los retratos de ‘chefs’ más recientes -anticipo del tercer Salón Gastronómico de Canarias, GastroCanarias 2016, donde podrá contemplarse la colección completa, del 24 al 26 próximos, en el Centro Internacional de Ferias y Congresos de Santa Cruz de Tenerife- pone de relieve su percepción del color como un hecho estético, de manera que sobresale la importancia que concede el artista a las formas del color.
        Cierto que, tal como señalan algunos expertos, “los límites que determinan las formas de los objetos, se derivan de la capacidad del ojo para distinguir entre sí zonas de luminosidad y color diferentes”, de ahí que los ojos de José Carlos Gracia rezumen el privilegio de captar sensorialmente, de forma singular, los colores de sus motivos. En ese sentido, hace bueno el pensamiento del pintor francés Henri Matisse: “El color expresa la luz, no su fenómeno físico, sino la única luz que existe de hecho: la del cerebro del artista”.
        En sus marinas, en su melonar, en sus niños y en sus ancianos, en las inigualables miradas felinas, en la realidad palpable de sus personajes, en los gestos, el lenguaje expresivo del dibujo y del color de José Carlos Gracia, siempre tan pulcro, se hace arte con mayúsculas. Esta noche volvemos a disfrutarlo sabiendo que admiramos la producción de un artista consumado que es feliz armonizando Color y Forma, como también lo es compartiendo la admiración de sus amistades y la consolidación de este espacio cultural que ya incorpora a su breve historia una obra exquisita y una firma consagrada.
        Enhorabuena y mucha suerte.

1 comentario:

Carmen Rosa Dávila dijo...

COLOR Y FORMA, ese es el título que Salvador García Llanos le ha dado a un comentario sobre la obra pictórica de José Carlos Gracia:
Este pintor es un viejo amigo de la Orotava, y Salvador presentó esta exposición antológica, quien hizo un recorrido por la vida y obra del autor.sus cuadros presentan temas dispares, interpreta la sociedad que le rodea, bajo su percepción, juega con las formas y como el ruso, Kandinski las abstrae y las reinterpreta bajo su sensibilidad, según Salvador. En sus cuarenta obras expuestas aborda temas diversos, el mar, nuestro mar lo plasma desde su visión, en toda la obra refleja el entorno, mediante óleos y acuarelas, con los acrílicos recurentes, que juegan con la luminosidad.
El color, que emplea con maestría, como hiciera Henrri Matisse, que aporta la luz y no las formas,expresó Salvador en su recorrido por la obra colgada de,José Carlos Gracia.