martes, 24 de mayo de 2016

ILUMINACIÓN PARA EL ENTORNO DE LA ERMITA



Apenas medio centenar de ciudadanos se concentraron días pasados en el recinto de la ermita San Telmo para protestar por el abandono en que se encuentra, especialmente sin alumbrado público desde hace meses. Llevaron velas y linternas. Llamaron la atención de los viandantes, desde luego. Como también el juego de unas ratas que hicieron acto de súbita aparición. Ese mismo día salía publicado en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) el anuncio de la licitación de las obras del proyecto de dotación.
Hay que ponderar el esfuerzo de quienes, en este caso, paradójicamente, han mantenido la llama encendida. Convenimos en que de no ser por la iniciativa popular, la oscuridad se hubiera prolongado. Es de lo más constructivo que se ha podido seguir en redes sociales durante los últimos meses. Pero no es menor contrasentido la insensibilidad de muchos portuenses con su patrimonio urbano e histórico. Lo han acreditado en otras ocasiones: el abandono de muchas cosas tiene la indiferencia por respuesta. Es como si lo de todos no fuera con ellos. Que se deteriora, que se cae, que se pierde… a resignarse, poco menos que fastidiarse.
El proyecto de rehabilitación del paseo San Telmo, tan controvertido, del que nos hemos ocupado en varias ocasiones, significó una cierta agitación social, explicitada, además, en días de fin de semana y festivos. Los integrantes de la plataforma Maresía hicieron lo que pudieron, con sus manifiestos, sus convocatorias, su difusión y hasta sus alegaciones en el contencioso entablado en los tribunales. No se salvó el muro pero nadie puede negar sus valores. Basta contrastar la cantidad de fotografías inéditas -alguna incluso de finales del siglo XIX- que circuló por las redes para apreciar y ponderar el carácter histórico y social.
La iluminación de la ermita y alrededores quedó fuera de las obras ejecutadas. Por las razones que sea. Lo importante es que la perseverancia de la citada plataforma, acreditada su sensibilidad por la conservación y recuperación del patrimonio arquitectónico y cultural de todos los portuenses, ha sido determinante para que la administración, aunque con demora, ofrezca ahora una respuesta apta para superar la oscuridad y para acondicionar adecuadamente un rincón siempre tan atrayente y tan entrañable para los nativos y visitantes.
Una vez más se ha demostrado que muchos pocos hacen un mucho. Por eso, aquel acuerdo del pleno del consistorio, promovido por el Grupo Municipal Socialista, relativo a la creación de un Consejo Municipal para la Defensa y Promoción del patrimonio histórico -que comentaremos en otra fecha- debe coadyuvar a esa sensibilidad ciudadana necesaria para preservar, en el mejor estado posible, las señas de identidad.

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