jueves, 24 de diciembre de 2020

NAVIDAD Y UTOPÍA

 

Lo primero es el recuerdo de los ausentes.

La pandemia nos deja con un dolor indescriptible tras su desaparición. Ni despedirse de algunos pudimos.

Después, el sufrimiento de quienes siguen luchando para salvarse. Que la ciencia y Dios les asistan. Están en las manos de los sanitarios que harán todo lo que esté a su alcance.

Ni siquiera en Nochebuena descansarán. El aplauso, el reconocimiento más expresivo. Ánimo y gracias, de verdad. Seguimos expuestos al contagio y al cansancio. Ahora llegan las vacunas, la gran esperanza, la posibilidad de ver el mundo de manera menos escéptica.

Luego, el deseo de moderadas y felices –hasta donde pueden ser felices- celebraciones. Haciendo caso a las disposiciones, aunque sean restrictivas, que para eso se establecen, para favorecer individual y colectivamente. Porque esta es una tarea de todos y para todos. Algunos, muchos, ignorantes del poderío de un virus mortífero, no lo han entendido. Así ocurrieron muchas cosas que no debieron suceder.

La de hoy es Nochebuena, sí. Transidos de dolor pero también de esperanza, predispongámonos a compartir sentimientos pensando en un mejor mañana. La utopía aún tiene espacio y derecho, porque con el poeta, sigue siendo incorregible que no tiene bastante con lo posible.

¡Feliz Navidad! (En lo posible).

1 comentario:

zoilolobo dijo...

Vaya por delante una "Feliz Navidad" para todos aquellos que nos enfrentamos al riesgo del virus en esta noche de ámbito familiar colectivo.
Coincido plenamente en la buena voluntad demostrada por Salvador García en hacer de esta fiesta un acto de responsabilidad también colectivo.