martes, 8 de diciembre de 2020

DIARIOS DE VIAJES, DE SALVADOR AZNAR

 

Salvador Aznar publica Diarios de Viajes, un libro que condensa las experiencias y recuerdos acumulados en su mochila. Un recorrido por África, Marruecos, Cabo Verde, Oriente medio, Rusia, Asia, India, Europa y América. Un relato impresionista de más de trescientas páginas en las que plasma sus estancias o su paso por lugares más o menos conocidos. Ha preferido el viaje de exploración en solitario. “Sentir el fresco aire de las montañas, el oleaje del mar, contactar y compartir sentimientos con otros seres humanos que poseen diferentes costumbres y modos de vida”, escribe el autor en el epílogo de su obra.

Nosotros, en el prólogo, plasmamos estas apreciaciones:


Ser fotógrafo de viajes, parece fácil pero no es así. Como si viajar no implicara prepararse, obtener documentos, vacunarse y hasta superar las barreras del idioma. Como si hacer una foto solo significara apretar el disparador y no tener en cuenta las circunstancias del paisaje y del color, por no hablar de la oportunidad, de ese bien llamado momento mágico. Como si la producción posterior del trabajo realizado, que lo acepten, lo publiquen o lo emitan, no pasara por convencer de sus bondades a jefes y ejecutivos decisorios.


Salvador Aznar Angulo, una persona que estudió arte, que venía del mundo del comercio y terminó haciendo de la afición su profesión. Leyó a Verne y a Salgari y se dio cuenta, antes de que el concepto movilidad se pusiera de moda, que viajar es primordial para que el ser humano se realice plenamente, para observar y escrutar. Por eso ha recorrido cuatro continentes, el quince por ciento del planeta. Fue descubriendo, a veces más deprisa de lo que hubiera deseado, el poder de la imagen. Si tuviera que definirla, diría que la fotografía es escribir con luz. Bueno, y dibujar también: como los antiguos viajeros, dibujaba las escenas, porque como desde niño solía pintar lo que surgía ante sus ojos, se sintió fascinado por la comunicación gráfica, sobre todo cuando empezó a ser sujeto activo de ella. Claro que se percató de que hay mucha técnica que aprender. Por eso se esmeró en cada paisaje, en cada amanecer, en cada puesta de sol, en cada mirada, en cada rostro, en cada objetivo que la realidad brindaba espontáneamente. Buscaba y busca el lado amable de las cosas, tal es así que en algunos viajes de ayuda humanitaria, sacrificó la cámara para cooperar con los necesitados o con las personas accidentadas. Aznar interpreta al pie de la letra que detrás de cada foto hay una historia. Más tierna o más cruel; más gratificante o más cruda.

Aznar interpreta al pie de la letra que detrás de cada foto hay una historia. Más tierna o más cruel; más gratificante o más cruda. Pero la historia late e inspira recuerdos, riesgos, testimonios, sensaciones, frustraciones y solidaridad. Recuerden: escribir con luz, a veces tenue, a veces escapándose; pero ahí, justo ahí, con tal de sustentar la historia. Lo bueno es que esa percepción la conserva después de haber experimentado en primera persona la evolución de la fotografía: de la analógica a la digital, de lo elemental a la sofisticación. Del blanco y negro a la policromía filigranesca. De la réflex a los visores electrónicos y objetivos autofocos. De los negativos al archivo digital.


Su quehacer permite contrastar que el trabajo de fotógrafo es muy duro. Porque hay que planificarlo. Porque hay un preámbulo más o menos largo antes de obtener el resultado apetecido. Buscar la luz, elegir los motivos, y finalmente constatar que el fotógrafo si estaba allí.


Desde muy temprana edad se traslada junto a su familia al barrio de La Salud, en la capital tinerfeña. Dejando atrás su Marruecos natal, aunque al reino alauí siguió yendo porque hay cosas que no se olvidan como el mar de Tánger o las edificaciones de Marrakech, siempre aptos para enriquecer su obra gráfica, con la que ha querido comunicar y con la que ha cultivado el concepto de multiculturalidad que desarrolla para desterrar prejuicios y estereotipos asociados.


De todo eso, de su dilatada experiencia, escrita con letras de viajes, desplazamientos y fotografías, nos viene a hablar en este libro de anécdotas y narraciones viajeras. Sus Diarios de viajes”.



1 comentario:

Unknown dijo...

Me agradó mucho ese comentario, de el regreso a su Marruecos. Su lectura me traslada a las miradas y comentarios de otro hijo de esas tierras del norte de África.Juan Goytisolo