viernes, 9 de junio de 2023

PATRICIA

 

Contra todo pronóstico –bueno, parece que algunos sondeos avanzaban que no se descartaba el posible triunfo de la candidata socialista al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife-, Patricia Hernández fue la vencedora en los pasados comicios locales, unos mil cien votos y un edil más que el candidato nacionalista y actual alcalde, obligado de nuevo a entenderse con el Partido Popular (PP) para gobernar (En realidad, si llamativas son esas cifras, no lo son menos, para ninguno de los contendientes, las relativas a las abstenciones,      76.484 así cifradas –casi un 46 %-, 1.056 votos nulos y 1.410 votos en blanco. ¿Se ha preguntado alguien por qué vota así la capital? Llueve sobre mojado, sí. Y no parece que mejore el enfermo.

 

          El caso es que contra viento y marea, Patricia fue la ganadora. Campaña ajustada, casi pedestre, discurso sin alharacas pero sabiendo llegar. Patearse los barrios y los distritos, ir al corazón de la ciudadanía sin dobleces, tratar de igual a igual a la gente, ha sido valorado. O al menos, hay una respuesta indicativa. Y eso que la candidata, censurada en la alcaldía en el mandato anterior, no destacó –al menos en el pequeño gran universo mediático- precisamente en una labor incesante de fiscalización y puesta sucesiva de alternativas, que es lo que la gente quiere ver y apreciar en los grupos de oposición: ¿hubiera llegado más lejos Hernández de haberse afanado en esos menesteres? A revisar tocan en esos comités de campaña, donde lo de menos es que se haga autocrítica, sino que lo importante es aprovechar las enseñanzas que, se supone, fueron amontonándose y que,  bien procesadas, sirven para el próximo ciclo, independientemente de las renovaciones del personal.

 

          Patricia, además, se repuso al revés que significó la implicación de un destacado miembro de su candidatura en un incidente de notable dimensión mediática, amplificada porque era demasiado goloso a pocos días de la jornada electoral. Discutible, por cierto, el cómo fue resuelto, pero se imponía la discreción y aceptar con resignación la suerte del candidato, José Ángel Martín. El PSOE actuó diligentemente, obró en consecuencia y hasta ese proceder diríase que favoreció el curso final de la candidatura de Patricia Hernández, aunque muy pocos ponderasen la resolución del conflicto.

 

          Veremos qué hace ahora la ganadora de las elecciones locales en la capital tinerfeña. ¿Se dedicará a la política municipal, a ejercer la oposición donde parece claro que hay un papel que desempeñar y apto, además, a sus características? O por el contrario, ¿se sentirá atraída por otras tareas vinculadas a otros ámbitos institucionales? Patricia no le gusta a todo el mundo, es más ni siquiera a los propios, pero ha demostrado tener hechuras y arrestos, no se arruga –ni siquiera ante el periodismo- y con método y compostura parece capaz de mantener un rumbo al que está obligado después del resultado y de su anterior y breve ejercicio de la alcaldía.

 

          Tendrá que dar el paso. Y si es en la dirección apuntada, ser consciente de que el paso es determinante. El compromiso es merecedor de entrega y dedicación a fondo. Eso que, a cierta edad, aún se puede afrontar, a sabiendas de en política el capital se hace a base de responsabilidad y dedicación. Su turno.

 

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