miércoles, 5 de febrero de 2025

DÍA HISTÓRICO

 

Esa expresión, que a veces se repite demasiado, incluso atribuible a cualquier logro, circuló ayer en boca a varios interlocutores: “Día histórico”.

La aprobación por el Consejo de Ministros de la reducción de la jornada laboral hasta las 37,5 horas semanales satisfizo, desde luego, a los responsables del ejecutivo -hasta hace unas pocas semanas los titulares de Economía y Trabajo aparecían públicamente en abierta discrepancia- y los interlocutores sindicalistas de la negociación.

La agencia Europa Press, al informar del acuerdo alcanzado, destacaba que, según fuentes del ministerio de Trabajo, los colectivo más beneficiador por esta medida serán los trabajadores no cubiertos por convenios colectivos, los cuales pueden verse sometidos a una jornada laboral similar a la de los últimos cuarenta años y que se presentan con mayor intensidad en algunos territorios y sectores como la hostelería, el comercio, la agricultura o los servicios.

La ministra Yolanda Díaz ha subrayado que hacía más de dos décadas que ningún Estado miembro reduce la jornada laboral en Europa. El acuerdo aparece con el lunar de la ausencia de organizaciones empresariales como CEOE y CEPYME que quisieron quedarse al margen por entender que la jornada laboral es una materia que debe fijarse vía negociación colectiva.

La ministra Díaz quiso destacar, tras el acuerdo gubernamental, que “el trabajo es un medio, no una mercancía” y que las personas “no viven para trabajar sino que trabajan para vivir”.

Hay un aspecto sobresaliente en la medida del Gobierno: la reformulación del control horario, que debe estar lista transcurridos seis meses de la entrada en vigor de la Ley. En palabras de la ministra Díaz, “el registro horario va a ser modificado, va a ser propio del siglo XXI, va a ser digital, interoperable, con control remoto y en el que la Inspección de Trabajo va a saber en tiempo real cuáles son las jornadas que cualquiera va a hacer”.

Según informa Europa Press, el propósito es que el registro de cada jornada sea “objetivo, fiable y accesible”, de modo que deberá contar con unos requisitos entre los que será obligatorio que los trabajadores practiquen los asientos de forma personal y directa, inmediatamente al inicio y finalización de cada jornada de forma que la empresa no pueda condicionar su contenido.

Otro aspecto a destacar del acuerdo es que la reducción de la jornada incluye el derecho irrenunciable a la desconexión digital, esto quiere decir que ningún trabajador o trabajadora de nuestro país va a tener que responder a un e-mail, a una llamada, ni siquiera de un ministro o ministra, cuando esté fuera de su jornada laboral.

Se inicia ahora la tramitación parlamentaria para la aprobación de la Ley reguladora. A ver cómo culmina.

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