jueves, 6 de marzo de 2025

Cobrar sin trabajar, ya es mucho...

 

En la barahúnda que envuelve la trama del denominado caso Koldo, que por extensión afecta al ex ministro José Luis Ábalos, hay un hecho llamativo: una testigo, que mantuvo una relación sentimental con el actual diputado del Grupo Mixto en el Congreso, ha reconocido en sede judicial, ante el juez instructor, Leopoldo Puente, que admitió haber cobrado durante dos años y medio de dos empresas públicas, ‘Ineco’ y ‘Tragsatec’, pese a no haber asistido ni un solo día a su puesto de trabajo y no haber realizado ninguna labor.

La acusación particular considera que la testigo pudo incurrir en un delito contra la Administración Pública del artículo 406 del Código Penal. Este ilícito prevé multas para quienes acepten su nombramiento, por parte de un funcionario, a sabiendas éste de que no se cumplen los requisitos legales para que la persona elegida acceda al puesto.

Que siga el procedimiento judicial su curso, a la espera de más pruebas y más consideraciones que determinarán la suerte final de los encausados, pero desde ahora hay que reprobar los métodos y las formas empleadas para facilitar el acceso a un empleo, dependiente de la administración pública, de personas que, sencillamente, no reunían los requisitos para hacerlo.

Estas cosas no se hacen, máxime cuando al final, más tarde o más temprano, están expuestas a ser descubiertas. Estas cosas chocan con principios elementales y quienes las propician o o las inducen causan un daño inconmensurable: al sistema, a otras personas, a cientos y cientos de desempleados, al buen nombre, a la credibilidad…

Pero es que esto de cobrar sin trabajar, ya es mucho. Concurren las bases de la picaresca o del fraude… pero ya es haber llegado demasiado lejos. Cuando se atreven a tanto, simplemente, no hay principios ni vergüenza. Así, ni se avanza ni se progresa.

Pensar que hace años nos inventamos aquello de una ciudad socialmente avanzada…

Y encima es el derechío el que se permite ruborizar con su denuncia. Legítima y procedente, por supuesto.

Lástima, mucha lástima.

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