En una céntrica cafetería del Puerto de la Cruz entra una señora que viene a solicitar la firma de los propietarios de aquélla para expresar su queja y el propósito de cambiar el horario y el sistema de recogida domiciliaria de residuos. Los titulares del establecimiento prestan su conformidad y después de advertir que ello no servirá para nada, insertan su rúbrica en los pliegos de firmas que irán dirigido a la alcaldía y terminarán en algún despacho municipal, posiblemente sin surtir efecto positivo.
Se trata, en efecto, de otra antiestética estampa de la geografía local portuense. Determinados puntos o zonas (que recordemos, tres: en la Punta del viento, en la mitad de la calle La Hoya acceso a Cólogan y en la calle José de Arroyo, cercanías de la plaza del Charco) en donde hace años que fueron instalados por los servicios municipales unos sistemas de prensado de residuos subterráneos orientados a una más operativa recogida y posterior distribución.
Sobra decir que funcionaron mal o no funcionaron. Al revés: quedaron encasquillados y con el paso de los días, sobresaturados. Han pasado meses y años en que, salvo la limpieza puntual externa, la visibilidad del sistema ofrece un impacto negativo, aderezado, con más frecuencia de la debida, con la acumulación de todo tipo de residuos en los alrededores de la instalación.
Estábamos -nunca mejor expresado el tiempo verbal- ante la experimentación con el sistema de prensado de residuos subterráneos que ya funcionaba en otras localidades turísticas peninsulares. Veamos cómo, a grandes rasgos:
El sistema se activa mediante una serie de buzones de vertido conectados a un punto de captura desde donde se realiza una aspiración del circuito. Los buzones de recogida se pueden ubicar en el interior de las viviendas, en áreas comunitarias dentro de los edificios o en áreas públicas exteriores. Los residuos vertidos en los buzones caen por gravedad hasta las válvulas en niveles inferiores, donde se acumulan temporalmente hasta que se realiza el proceso de aspiración. Existen por cierto, dos sistemas para realizar este proceso: estático y móvil, El primero cuenta con una central fija de recogida y una computadora que coordina los programas de vaciado periódicos. El sistema móvil, por su lado, utiliza bajantes verticales conectados a contenedores que aspiran los residuos de forma periódica.
En la actualidad, algunas ciudades están adoptando sistemas neumáticos subterráneos de recogida de residuos para transportar y recoger la basura sin realizar actividades en superficie. El sistema consta de una red de vacío completamente cerrada, lo que significa acabar con los malos olores y la suciedad de las salas de recogida de basuras en los sótanos de los edificios y los contenedores en las calles. Este sistema se está adoptando rápidamente en muchas ciudades. Las ventajas son numerosas para las ciudades modernas, pero también para los centros históricos de las zonas urbanas más antiguas.
El problema es que, actualmente, la basura se tira en contenedores situados en zonas de paso. Los servicios de recogida municipales degradan la ciudad, porque para la recogida hacen falta camiones muy grandes que pueden deteriorar fácilmente calles antiguas. Con la introducción de la recogida neumática, los anticuados contenedores de la calle han cedido su lugar a unas trampillas más modernas con forma de buzón, y los camiones ya no tienen que entrar en el centro de la ciudad, mejorando así las condiciones de salud, higiene y ambientales en general. Los sistemas neumáticos subterráneos, según expertos y técnicos, tienen un funcionamiento muy complejo, pero eficiente.
En el caso del Puerto de la Cruz, la disyuntiva para la corporación municipal se plantea así: reiniciar, mediante la oportuna renovación, el sistema comenzado hace unos años y que ha devenido en rotundo fracaso; o proseguir con el convencional, en ese supuesto retirando o suprimiendo los restos de antiguas instalaciones en cuyos fondos no queremos ni pensar lo que pueda encontrarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario