jueves, 2 de octubre de 2025

Urbanización frustrada en el Puerto

 

Se va prolongando -y sin marchamo de solución- otra estampa de la geografía local portuense que es un impacto negativo desde cualquier ángulo que se contemple. Hablamos de una urbanización frustrada, localizada junto a los hornos de cal en Las Cabezas o en las faldas del Taoro. Por no tener, no tiene ni nombre.


Cuando se inició la actuación urbanística, parecía que llevaba buen rumbo. Es más, delimitados los viales y establecidas las cotas, todo daba a entender que solo faltaba conectar las luminarias y empezar a construir. A la espera de que ello se produjera, Juan Carlos Marrero, siendo concejal delegado del área, activó gestiones con los promotores e impulsó algunas medidas provisionales de adaptabilidad, entre ellas un cerramiento de puertas metálicas de generosas dimensiones con el fin de impedir el estacionamiento y la accesibilidad rodada, a la espera de ir ejecutando y completando los dotacionales. Se tomó muy en serio este cometido que a punto estuvo de cristalizar. El problema es que los portalones, tras romperse y sufrir desperfectos -por supuesto, nunca reparados- ya no cumplen la función para la que fueron concebidos e instalados, de manera que la ancha zona de acceso quedó abierta y ya aparcan los conductores que descubren el espacio y hasta penetran por él a cualquier hora.


Parece ser que los propietarios de casas y terrenos colindantes han pleiteado sin haber consensuado todavía posibles cauces de entendimiento. Las consecuencias saltan a la vista: urbanización inacabada, paralización del proyecto o de los proyectos si es que los terrenos iban a poblarse con viviendas unifamiliares… e impacto visual negativo, muy negativo. Antes se decía adefesio y más recientemente, pegote o emplasto. Y los responsables municipales que bastante habrán hecho, seguramente, con agotar todas las vías -menos las de la urbanización frustrada- para desbloquear la situación y reemprender la materialización del proyecto, parecen haber arrojado la toalla.


El caso es que, ya lo hemos dicho, no se vislumbran soluciones. La vía no es solo urbana, es prácticamente el primer kilómetro de la TF-132, que si no ha sido modificado el nomenclátor, se corresponde con la Carretera General de Las Arenas y termina precisamente en los alrededores de la montaña de La Horca o Las Arenas. El tráfico es intenso a cualquier hora, regulado por la rotonda de la superviviente estación de servicio, y conecta con los accesos a la zona comercial del polígono de Las Arenas así como con los del populoso barrio de La Vera y autovía del norte, dirección Realejos-Icod.


En fin, el paso por la zona -donde, por cierto, en el distribuidor de tráfico se registró un accidente de notorias proporciones, aunque sin víctimas- permite visualizar otro prolongado impacto negativo en el Puerto. Urbanización frustrada, sí. Ya van años.



1 comentario:

Ricardo Soriano dijo...

Por este y y los muchos ejemplos de pasividad, desinterés o de indolencia, que se pueden encontrar a lo largo de un paseo por el Puerto bien podría definirse como el lugar donde nunca se termina nada.
Saludos