Canarias continúa en
prealerta por fenómenos costeros que afectan, principalmente, al litoral norte
de Gran Canaria, así como a costas del norte y del oeste de El Hierro, La
Palma, La Gomera, Tenerife, Fuerteventura y Lanzarote.
Esto quiere decir que
continúa el peligro y que los riesgos son evidentes, como cada vez que se
produzca esa declaración a la que los turistas no hacen caso. Menudo
problema.
Cuatro personas muertas y una desaparecida, a la que aún se
busca, es el balance por ahora de la tragedia ocurrida el pasado domingo en una
piscina natural de la costa suroeste de Tenerife, en el municipio de Santiago
del Teide, que estaba precintada y vallada por estar vigente desde el viernes
una prealerta debida al fuerte oleaje.
Hemos tratado, en los tiempos que trabajamos en la Delegación del Gobierno, con Sebastián Quintana, periodista, promotor y presidente de la Asociación ‘Canarias 1.500KM de Costa’, quien recordaba este lunes en declaraciones a la televión pública canaria que llevan “años reivindicando que haya un socorrista” en las piscinas naturales del acantilado de Los Gigantes, no solo para labores de auxilio, sino para ofrecer información y recordar las prohibiciones. Quintana va incluso un paso más allá y pide replantearse “la clausura de este punto como zona de baño” de manera definitiva. Nadie mejor que él para dimensionar adecuadamente este fenómeno que afecta al litoral canario y que se está convirtiendo en un etiqueta de peligrosidad para la oferta turística de las islas.
Habrá que atajarla, claro, porque la
difusión de estos sucesos circula a gran velocidad por redes sociales.
Sebastián Quintaba insiste una y otra vez en la sensibilización colectiva y en
la prevención. Es primordial advertir y hacer ver, incluso en el último
instante cuando los bañistas y usuarios de playas y piscinas han desafiado
todos los límites, haya señales indicadoras o no, que el Atlántico, cuando se
agita, es muy traicionero y sus golpes son muy difíciles de sortear. La tarea
es también de las administraciones con las dotaciones de socorristas y
señaléticas visibles y apropiadas. Y del personal de hoteles y
establecimientos, con esa información verbal que ha de ser persuasiva. Se trata
de conformar un escudo protector y preventivo para evitar desgracias.
Los cuatro fallecidos en Santiago del
Teide son turistas, según confirmó el alcalde, Emilio Navarro, quien ha
informado de que ese charco o piscina natural está expuesto al oleaje. Por eso
hay carteles que advierten del peligro y por eso se valla y se precinta cuando
hay alertas, aunque muchas personas se saltan las restricciones y acuden al sitio por su promoción en las redes sociales.
Se ha comprobado que en
la mayoría de accidentes en el mar en Canarias registrados en 2025 están
involucrados turistas y en dentro de ese porcentaje, la mayor parte sucedieron
cuando en el archipiélago estaban activas alertas o prearlertas por fenómenos costeros adversos.
“El 60% se había introducido en el agua”, continúa Quintana, “o se habían
acercado de forma negligente a la costa”.
Atajar este fenómeno,
labor de todos.
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