Seguimos auscultando el Informe Anual de la Profesión Periodística 2021 que edita, bajo la dirección de Luis Palacios, la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) y así nos encontramos con algunos datos llamativos. Por ejemplo: el 84 % de los periodistas contratados y el 86 % de los autónomos (‘freelancers’) coinciden en que las expectativas que motivaron su elección de la profesión se han cumplido con el paso del tiempo.
Este alto grado de cumplimiento, según se consigna en el Informe, está relacionado, con toda seguridad, con el elevado grado de satisfacción que manifiestan los periodistas tradicionalmente en relación con su desempeño profesional. Es un hecho que se ha mantenido durante 2021. “Como complemento a este dato –señala Palacios- hay que destacar que los porcentajes de trabajadores satisfechos son mayores entre quienes se dedican a la comunicación”.
Claro que, de alguna manera, el hecho en sí mismo llama la atención, más allá de los elevados porcentajes. Porque los periodistas, cuando hablamos del ejercicio profesional, solemos hacerlo desde de una perspectiva negativa, pesimista o escéptica: nos referimos a la inestabilidad o precariedad laboral, a los bajos salarios, a los trabajos en medios de línea editorial inconsistente, empecinada –todo lo más- en contenidos triviales o banales por el mero afán de atraer usuarios únicos y a la polarización social y política que condiciona la plena independencia de los medios de comunicación. Es un discurso recurrente, de ahí que cuando surge un dato positivo, no solo realimenta esperanzas de un porvenir más favorable sino que estimula la posibilidad alcanzar objetivos como forjar consumidores de información intérpretes críticos de los productos y ganar credibilidad.
Una cuestión vocacional. El Informe de la APM, como en anteriores ediciones, revela que buena parte de los profesionales del periodismo manifiesta que se han dedicado a él por vocación. Entonces, hay que profundizar en esa idea o ese principio vocacional. Este año los porcentajes de profesionales que dijeron haberse dedicado al periodismo por este motivo fueron asimismo altos: el 93 y el 89% en el caso de los periodistas contratados y autónomos, respectivamente, señala el informe, y con porcentajes de respuesta muy similares al margen de su edad.
Y los números son significativos: solo el 1 % de los trabajadores contratados considera que en su entrada en el mundo del periodismo tuvo peso la posibilidad de tener una proyección pública. En el caso de los autónomos, esta cifra es del 0%.
Para algunos que ejercemos el oficio y entre quienes lo prolongan más allá de la etapa de ocupación activa, reflexionamos sobre la importancia o la incidencia de la vocación. El apartado dedicado a este concepto en el Informe advierte que “al indagar un poco más en qué se concretaba dicha vocación, también las respuestas de contratados y autónomos fueron muy parecidas, repartiéndose entre la posibilidad de desarrollar habilidades como la expresión oral o escrita (39 % de los periodistas contratados y el 42 % de los autónomos); poder llevar una vida interesante (39 % en ambos casos), y, en menor medida, influir en la sociedad (20 y 18 % respectivamente)”.
En fin, que seguiremos esmerándonos.
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