-Sáquese una foto cuando entre en La Moneda y sáquese otra cuando salga para que vea que este es un trabajo duro y difícil.
Es la recomendación que le hace Sebastián Piñera, presidente saliente, al ganador de las elecciones del pasado domingo en Chile, Gabriel Boric, en el curso de un diálogo que fue televisado en directo.
Las primeras reacciones no podía ser mejores: los datos, ofrecidos públicamente en un tiempo récord; José Antonio Kast, el otro contendiente, candidato del Frente Social Cristiano, reconociendo la derrota y felicitando al vencedor; Boric adelantando que será el presidente de todos los chilenos, de quienes le votaron y de los que no; luego, la conversación televisada entre el ganador, presidente electo, y Piñera, seguida con emoción y hasta cierta incredulidad por todo el país; las redes circularon imágenes de un concierto espontáneo donde el grito era un himno, “el pueblo unido jamás será vencido”; y finalmente, el pueblo inundando las avenidas y plazas de Santiago, de nuevo abiertas las grandes alamedas, como profetizó Salvador Allende mientras los golpistas bombardeaban sin escrúpulos la sede presidencial.
Chile daba una lección democrática: nunca antes tantos chilenos se habían movilizado ante las urnas (un 55 %, donde el voto no es obligatorio) y Boric ganó con holgura: ningún presidente obtuvo tantos votos como él.
Para el país, que el año próximo habrá de afrontar el proceso de una nueva Constitución, es un volver a empezar. Su historia política está llena de convulsiones desde el golpe de Pinochet y condensa, durante años, alternancia en el poder y polarizaciones que la han ido caracterizando. Ojalá que tras esta prometedora lección preliminar, Chile sea el ejemplo de una convivencia plural y democrática.
Boric tomará posesión el próximo 11 de marzo, cuando haya de sacarse la foto sugerida por Piñera. A partir de entonces, un país en pleno proceso de transformación social debe avanzar para ver satisfechas las demandas de la población: mayor presencia del Estado y políticas más inclusivas, con propuestas y alternativas progresistas. Anotemos que la chilena ha sido una de las economías de más rápido crecimiento en América Latina durante las últimas décadas. Eso ha favorecido reducir la pobreza. Sin embargo, más del 30 % de la población es económicamente vulnerable y la desigualdad de ingresos sigue siendo elevada.
Trabajo para Boric y el nuevo gobierno.
¡Suerte, Chile!
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