‘Proyecto
Antirrumores Puerto de la Cruz’ es la denominación de una iniciativa promovida
por el área de Participación Ciudadana del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz
realizada por Fundación General de la Universidad de La Laguna, con el fin de
orientar una estrategia que es pionera en la prevención y desarticulación de
los estereotipos, prejucios y falsos rumores que afectan a la integración y
convivencia con la ciudadanía de origen migrante.
Precisamente,
en un municipio que tiene a gala la circulación de bulos y dichos que, en
algunos casos son increíbles, pero que adquieren gran notoriedad en un tiempo
récord (“en lenguas del Puerto te veas”, es uno de los más populares y que se
aprende desde edad escolar, prácticamente), es noticia este estudio que debe
hacer reflexionar a quienes suelen hacer uso de esta modalidad, acaso una de
las señas de identidad de la población.
Según informa el gobierno local, la iniciativa, se basa en una
investigación técnica de carácter social y comunitario que analiza de forma
rigurosa tanto las percepciones existentes en el municipio como su impacto en
la vida cotidiana.
El diagnóstico se elaboró a partir de 61 entrevistas realizadas
a un total de 69 personas, entre responsables institucionales, profesionales de
servicios públicos y ciudadanía. Se trata de una muestra plural que permitió
obtener una imagen precisa de la convivencia real en el municipio. Del total de
participantes, el 44,2% corresponde a ciudadanía, el 36,2% a personal técnico y
el 19,6% a responsables políticos y representantes públicos, una distribución
que garantiza una escucha amplia y representativa de la realidad social
portuense.
El edil de Participación Ciudadana y primer teniente de alcalde,
David Hernández (ACP); el coordinador del proyecto Antirrumores, Alexis Mesa; y
la técnica del proyecto, Rita Andrade, desglosaron un diagnóstico que desmonta
con datos oficiales los rumores sobre ayudas sociales, criminalidad y uso de
servicios públicos. Hernández explicó que “la convivencia no se construye desde
el miedo ni desde el rumor, sino desde la justicia social, la igualdad y la
defensa de los derechos de todas las personas. Nuestro deber como institución
es desmontar las mentiras que dañan la cohesión social y apostar por un modelo
de ciudad que no deje a nadie atrás”.
Uno de los elementos centrales del informe es el marcado
carácter multicultural de Puerto de la Cruz. Según el padrón municipal, tres de
cada diez residentes han nacido fuera de España, es decir, un 29% de la
población, siendo Alemania, Venezuela, Italia y Cuba los principales países de
procedencia. La diversidad es, por tanto, una seña de identidad consolidada del
municipio, un valor social que ha acompañado su historia y que constituye uno
de sus mayores rasgos de apertura y convivencia.
A pesar de esta trayectoria -dice el gobierno tripartito- el
estudio revela que aún persisten rumores que afectan negativamente a la imagen
de la población migrante, especialmente hacia quienes proceden del continente
africano que solo representa el 3,8 % (350 personas) y es una minoría numérica
dentro del municipio. Este hallazgo evidencia la influencia de discursos que no
responden a la realidad local, pero que se reproducen a través de canales
externos, generando desconfianza, recelo y dificultades para la cohesión
social.
El ámbito de los Servicios Sociales se identifica como el
espacio donde los rumores están más arraigados, apareciendo en el 93,4 %. La
idea de que las personas migrantes “viven de la paguita” continúa siendo uno de
los prejuicios más extendidos. Este estereotipo se fundamenta en la creencia de
que las ayudas públicas se conceden prioritariamente a personas migrantes en
detrimento de la población local. Sin embargo, los datos desmontan
categóricamente este discurso. Las personas migrantes en situación administrativa
irregular no pueden acceder a ayudas económicas.
La mayor parte de las ayudas sociales que se gestionan en
Canarias son percibidas por personas españolas. Además, la población migrante
realiza una aportación significativa al sostenimiento del Estado del Bienestar,
contribuyendo alrededor del diez por ciento de los ingresos de la Seguridad
Social mientras solo recibe cerca del uno por ciento del gasto. Las ayudas,
lejos de constituir un modo de vida, representan un apoyo económico limitado
que, para cualquier persona en situación de vulnerabilidad, apenas permite
sobrellevar el mes, pero no garantiza una estabilidad vital. En este contexto,
la frase “de ayudas no se vive, se sobrevive” resume de manera precisa una
realidad que contrasta con el imaginario colectivo.
La versión del concejal Hernández y de los responsables de la
iniciativa demoscópica precisa que en los ámbitos de Seguridad Ciudadana y el
uso de espacios públicos también se registran percepciones distorsionadas,
presentes en ocho de cada diez relatos. Persiste la idea de que la llegada de
personas migrantes provoca un aumento de la delincuencia o genera conflictos y
comportamientos incívicos. No obstante, los datos demuestran lo contrario. El
incremento de la población migrante no se relaciona con un aumento de la
criminalidad; de hecho, mientras la población extranjera ha crecido, la
criminalidad ha descendido. Tampoco existe evidencia de que las personas
migrantes vengan a delinquir, como sostienen algunos rumores.
En lo relativo a los espacios públicos, el informe recuerda que
las instalaciones municipales son de uso comunitario y pueden ser utilizadas
por cualquier persona, ya sea local o migrante, para actividades deportivas y
recreativas. Por tanto, la idea de que “ocupan todo” no responde a una realidad
de uso indebido, sino a una convivencia normalizada en un territorio que
pertenece a toda la ciudadanía.
Los rumores vinculados a la cultura, el empleo y la atención
sanitaria aparecen en siete de cada diez entrevistas. En el ámbito cultural, se
aprecia la percepción de que son las personas migrantes quienes deben realizar
el mayor esfuerzo para integrarse, asumiendo que la diversidad cultural implica
una adaptación unilateral. El estudio subraya que la integración es un proceso
bidireccional que requiere tanto la disposición de la persona migrante como la
apertura y aceptación por parte de la población autóctona. La convivencia solo
se fortalece cuando existe reciprocidad, reconocimiento y un intercambio real
entre quienes comparten el mismo espacio.
En el campo laboral, cambiando de capítulo, persisten discursos
que afirman que las personas migrantes “quitan puestos de trabajo”,
especialmente en sectores donde predomina la precariedad. El análisis revela
que estos sectores ya eran precarios previamente y que, en muchos casos, se
aprovechan de la vulnerabilidad administrativa o económica de las personas
migrantes, perpetuando condiciones laborales injustas. Lejos de perjudicar la
economía, la población migrante trabaja, consume, genera actividad y contribuye
de manera directa al crecimiento económico del país. A pesar de ello, las tasas
de desempleo continúan siendo notablemente más altas entre la población
extranjera, alcanzando un 21,49 % frente al 14,9 % registrado entre personas
españolas, una diferencia que evidencia las barreras adicionales que enfrentan.
El estudio recuerda, por ejemplo, que las mujeres musulmanas
desempeñan un papel más activo en la sociedad de lo que suelen mostrar los
estereotipos, participando en espacios educativos, laborales y comunitarios.
Uno de los hallazgos más relevantes del proyecto es que no
existe una relación entre la presencia demográfica de población migrante y la
extensión de rumores. Esta conclusión subraya dos elementos fundamentales: por
un lado, la sociedad portuense mantiene una actitud mayoritariamente abierta y
favorable hacia la diversidad; por otro, resulta urgente contrarrestar los
discursos polarizantes que, aun sin base real, pueden generar tensiones y
propiciar actitudes discriminatorias.
El informe, finalmente, propone una hoja de ruta municipal
centrada en fortalecer la información veraz, promover la sensibilización
social, consolidar el papel educativo como motor de cambio y favorecer espacios
de encuentro que generen interacción positiva entre las distintas realidades
culturales que conviven en el municipio. La estrategia plantea acciones
orientadas a consolidar una convivencia intercultural sólida, basada en el
respeto, el conocimiento mutuo y el reconocimiento de la diversidad como un
valor compartido.
1 comentario:
Muy esclarecedor y, especialmente, muy oportuno. Aunque como sabes, el prejuicio aplica lo de “si no lo creo, no lo veo “
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