martes, 22 de marzo de 2011

SEMILLERO DE PLEITOS

Ayer era el día señalado para que el pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife aprobara el Plan General de Ordenación (PGO), pero lo que en realidad ocurrió es la enésima reunión de la enésima inestabilidad registrada en el consistorio capitalino durante el presente mandato: el representante del Centro Canario Nacionalista (CCN), socio político del alcalde, congregó -sin segundas- a la dirección de su partido que emitió el comunicado de advertencia para culpar al Partido Popular (PP) de deslealtad y pedir, en consecuencia, que sea expulsado de esa por muchos motivos insólita alianza gubernamental, no importa que quede un par de plenos para liquidar el mandato, de ahí ciertas prisas que, para conducir, siempre son arriesgadas. De esa reunión, a la espera de lmedidas concretas, pudo salir cualquier cosa: hasta que la representación del CCN se mantenga en el gobierno, pese a estas bravatas que son los residuos de la pimienta del pote.
Bueno, pues éste es el estrambótico episodio de este ciclo en el consistorio capitalino que no sólo será recordado por ser el último del autocondenado Zerolo sino por los avatares de rupturas y recomposición de pactos políticos, de las reasignaciones competenciales a conveniencia, del estado de emergencia social, de las cuasi sicilianas pugnas intestinas en las formaciones políticas corporativas, de descabezamientos, de siglas bailando la lambada de la ignorancia, de insólitas facturas de gastos esgrimidas en algún caso como escarnio en plena crisis y en otro como ejercicio de intimidación y de poco trascendentes -mejor sería decir trascendidas- comparecencias ante la justicia.
Pero, sobre todo, será memorizado por el PGO de los cien mil hijos fuera de ordenación y de la mayor controversia social que se recuerda. Si algo debe tener el agua cuando la bendicen, aquí cabría decir que los contenidos de este Plan producen algo más que suspiros de frustración. Ese pleno que no se convoca, ese informe del secretario que no se sabe muy bien hasta dónde quiere llegar y que confirma el augurio de un semillero de pleitos, esa postura de cautela sobrevenida del Grupo Popular, ese apuro del edil del CCN y esos mandobles a diestra y siniestra de quienes enarbolan la contestación popular al insufrible planeamiento constituyen la truculenta traca final de un mandato en definitiva poco positivo para los intereses generales de la ciudadanía santacrucera. Muchas convulsiones, demasiada agitación que revela, entre otras cosas, agotamiento, escasez de ideas y limitada capacidad de gestión. O sea, sólo la crisis y la instrumentalización a conveniencia de los fondos estatales de inversión pública como argumentos para ir escapando.

Así las cosas, se interpreta que lo mejor que puede ocurrir es dejar el PGO pendiente, como una de aquellas asignaturas que quedaban de un curso para otro en el bachiller del siglo pasado. Puede que los partidos hasta lo agradezcan pues así rellenan dos o tres folios de su programa electoral. Ahora están las heridas abiertas y los recelos campan a sus anchas, el sosiego se fue de vacaciones hasta el próximo junio, quienes han de tomar la determinación seguro que andan más pendientes de otros menesteres, se necesita más clarividencia y es preciso despejar muchas incógnitas que ahora, con tantas inauguraciones, visitas a distritos, atención a los medios y reuniones sectoriales, no tienen buena pinta ni campo para florituras dialécticas.
Eso sí: en los dos o tres folios, en los discursos que no se lleve el viento, que quede claro lo que se quiere hacer. Es el modelo de ciudad, es el porvenir de la capital tinerfeña lo que está en juego. Y ya está bien de no proyectarlo, de no consensuarlo, de no hacerlo más participativo y de no transparentarlo.
Difícil liberarse del semillero de pleitos, ¿verdad?

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