Una comunicante portuense nos alerta en una red social de la lentitud con que va discurriendo el Consorcio de Rehabilitación Turística del Puerto de la Cruz, hasta el punto de que, según parece, aún no ha tomado posesión el gerente escogido en su momento para ponerlo en marcha y empezar a funcionar, entre otras cosas para tratar de no perder los recursos económicos que le están asignados.
Que la cosa vaya lenta, puede resultar normal dado ese ritmo habitual en las administraciones públicas y más con los problemas que caracterizan en este mandato al Ayuntamiento portuense, maniatado por trifulcas internas y otros problemas apremiantes del día a día.
Pero si es verdad que el gerente no ha tomado posesión o si ha tomado no ha comenzado a trabajar, obliga a algún tipo de explicación: que se sepa, ni el gobierno local la ha ofrecido ni la oposición ha osado siquiera preguntar. Deben estar muy preocupados en otros menesteres.
De ese Consorcio hemos dicho y escrito que es la última oportunidad para intentar remontar la situación. Ya advertimos en su día que era poner en marcha una administración nueva y esto significa crear una estructura, dotarla, engrasarla y ponerla a funcionar. El Consorcio debe hacer su presupuesto propio y disponer de sus propios recursos. Su cometido es claro: tratar de impulsar y coordinar la ejecución de aquellas actuaciones orientadas a revitalizar el producto turístico de la ciudad. No está el Consorcio para resolver o atender problemas particulares, especialmente los de naturaleza urbanística, sino para defender los intereses generales del municipio, para desarrollar proyectos y para materializar realizaciones que sirvan para cualificar el destino.
La concurrencia de otras administraciones públicas y de la misma iniciativa privada, teóricamente, han de entrañar la suficiente seriedad como para despejar cualquier sombra de duda de la instrumentalización política. Se supone que esas otras instituciones velarán por el cumplimiento de compromisos y harán el seguimiento correspondiente para verificar que las acciones en las que se embarcan son sólidas y viables.
Es la última oportunidad porque en el camino van quedando muchos intentos que no han fructificado por un cúmulo de múltiples circunstancias. Y porque en la situación de recesión económica que se prolonga, la inversión pública seguirá menguando. Y porque haber logrado la vertebración de las administraciones participantes difícilmente va a tener reedición.
Lo que está en juego es el futuro turístico del Puerto de la Cruz. Es el porvenir mismo de la ciudad para volver a ser competitiva, para seguir atrayendo en los mercados, para recuperar credibilidad frente a otros destinos y frente a otras tendencias. Es una cuestión para hacerla propia, para identificarse con ella y con las aspiraciones.
Pero si el Consorcio quedó constituido en noviembre y si poco después fue designado el gerente y hasta ahora poco o nada se ha avanzado, pues va cuajando la impresión de que poco interesa el asunto.
Pasa el tren y lo hace de largo. Era una oportunidad en la crisis y se está desaprovechando. Ojalá nos equivoquemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario