La Asociación para la Investigación de los Medios de Comunicación (AIMC), integrado por un grupo de empresas cuyo actividad gravita en torno a la comunicación, tanto en su vertiente informativa como comercial, ha publicitado los resultados del estudio Marco General de los Medios de España que reflejan un una realidad para el sector del papel muy preocupante y, si nos apuran, desoladora: desde 2010, la prensa española ha perdido veinte puntos de penetración. Si ese año, el porcentaje estaba en un 38 %, 2020 se cerró con un 18,4 %.
Las estadísticas confirman, entonces, no solo las tendencias sino las percepciones de una crisis a la que es difícil encontrar salida. El papel, por ahora, ha perdido la batalla. Los hábitos de consumo de información han cambiado sustancialmente. Está claro que se lee menos y que son otras las fuentes de lectura puede que no más baratas -a medida que se se van implantando los muros de pago- pero muy accesibles. Ya no están al alcance ni los periódicos de bares y cafeterías, ni siquiera los de las peluquerías. Disponiendo de móviles y de portátiles, para qué el papel.
Asistimos así a un proceso que se ha venido prolongando desde hace tiempo. Se veía venir aunque costara aceptarlo. El cierre de los quioscos o la reducción de ejemplares puestos a la venta lo significan todo.
Veamos otros aspectos de este drama resumido en esa mitad de lectores perdidos en una década. Según el Estudio General de Medios (EGM), en la tercera oleada de 2010 los diarios nacionales rozaban los quince millones de personas diarios, una cifra -según el sitio digital PRNoticias.com- que se reduce a la mitad “si hacemos caso de la última oleada el pasado 2020 en el que los lectores que consumen prensa diaria cae hasta los 7,5 millones de personas”.
La evidente tendencia a la baja no distingue entre los yacimientos de empleo o el área de especialización de la prensa. En otras palabras, los resultados del informe coinciden en señalar la misma tendencia a la baja entre los diarios generalistas, la prensa económica y la deportiva.
El debate para encontrar o propiciar las posibles vías de salvación para la prensa, auspiciado por el mismo sector, sigue abierto. Las alternativas -algunas de las cuales aún están pendientes de maduración- pasan por incentivos como los contenidos 'premium' y los muros de pago, sin perjuicio de otras soluciones más complicadas como las fusiones que estudian y negocian los grandes grupos de comunicación y la inversión de promotores y editores en sectores alternativos.
No son, desde luego, los mejores tiempos para experimentos pero algunas decisiones estructurales no admiten muchas demoras más. Lo cierto es que el papel tiende a la baja por no decir a la desaparición. Si prosiguen los avances tecnológicos, parece condenado. Algunos ya lo han sufrido. Y los datos de su penetración, no engañan.
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