Quedó escrito hace un par de semanas: futuro incierto para el
pequeño comercio en el Puerto de la Cruz. Sería bueno conocer alguna respuesta
del gobierno local o de alguna organización socioprofesional –si es que
quedan-, porque salvo algunos núcleos muy consolidados, se hace difícil la competencia con las grandes superficies.
Aparte de la experiencia de gran variedad de oferta, ocio, cine,
restauración... no hay que olvidar parking, “utilidades” adjuntas y aire
acondicionado.
Hay que analizar cuál es el efecto que en los hábitos de compra
producirá la creciente gentrificación que ocasiona el alquiler vacacional.
Tal como se ven las cosas, se hace prácticamente indispensable
una suerte de ‘Operación Plan Pond’s del destino. Si convenimos que el destino,
su estética, su oferta cultural, es la gran locomotora, hay que concretar un
Plan de actuación viable y operativo.
Claro que hay que superar ligerezas o no solo reducir la cuestión a lo
que coloquialmente aceptamos como ‘lavado de cara’. Cuando arribó Pond’s, en
aquella época -¿la recuerdan?-, llegó la cosmética y algunos opinan que fue
cuando se chafó todo. Las chicas quisieron ser princesas; los chicos, James
Dean (admitamos que John Wayne ya estaba mayor). Pero todos empezaron a buscar
el éxito con trampas y pantalones vaqueros. Adiós mérito, adiós decencia, adiós
encanto y educación: una crema, siete días, un plan. Atajos. No, no fue el atentado
de Carrero Blanco ni el espíritu del 12 de febrero de Arias Navarro: fue el Plan
Pond's lo que acabó con todo aquello e inauguró décadas de prisas, de
apariencias, de embaucadores, de catecismos llenos de derechos, puedo prometer
y prometo, que repetían. El plan Pond's, un ‘procès’ unilateral contra la
genética y la entropía. El plan Pond's, 800.000 puestos de trabajo en dos años.
El plan Pond's, sin ira libertad. El Plan Pond's, la libertad -pero con responsabilidad.
La ideología centrista, la reconciliación, la unidad con autonomía, la
república monárquica, la aconfesionalidad sin perjuicio de la Iglesia Católica,
la democracia d'Hont. El Plan Pond's, el día de la madre, un Papa Noel, un
Halloween, un ‘Black Friday’ (ya sólo nos falta la Acción de Gracias). Las
cómodas condiciones de pago. Telecinco. El Plan Pond's, belleza (y por tanto,
verdad; por consiguiente, bondad) en siete días, con recuperaciones y repescas.
“Quod natura no dat”, Pond's lo presta. La crema, el unte. Dicho con claridad: demasiados proyectos atascados burocráticamente
y no precisamente en las afueras. Un ejemplo podría ser la plaza Francisco
Afonso Carrillo. Demasiados meses sin mover un simple plano.
Pero sigamos hablando de la promoción comercial. Resulta
imprescindible la colaboración entre el sector público y el
privado,
sobre todo, para las pequeñas y medianas empresas. Las grandes
tienen sus propios circuitos.
Mantener promoción en mercados consolidados, evidente. Un ojo
puesto en mercados emergentes; y otro, en nuevas tecnologías. Y ahora, que ya
estamos en tiempos de inteligencia artificial se hace primordial disponer de
una legislación clara del alquiler vacacional, un problema mucho más grave de
lo que fue el ‘timesharing’ en su día por la dispersión de la oferta y su complicado
control. Posiblemente estemos en los límites del crecimiento para que las infraestructuras
sostengan el peso del sector.
No hay que darle muchas vueltas para atinar con la mejor
promoción: buen servicio y buena formación de los trabajadores. Hasta la
excelencia.
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