Un informe específico de Exceltur, elaborado para analizar y valorar los índices de competitividad de las comunidades autónomas, concluye que la formación sigue siendo una asignatura pendiente en el ámbito turístico. De ese suspenso continuado se desprende que una de las razones más negativas para el desarrollo de de Canarias como destino, en el sentido de que merma considerablemente el alcance y las potencialidades de los servicios ofrecidos en las islas, es la falta de cualificación de los empleados del sector.
No es nueva la conclusión. Lo inquietante es eso, que se venga repitiendo desde hace algún tiempo y que, pese a los llamamientos de unos pocos empresarios y sindicalistas y de algunos esfuerzos tanto de la Administración como de la iniciativa privada, no mejora el enfermo, si se nos permite la expresión coloquial. Es preocupante, desde luego, que a estas alturas andemos todavía con estas limitaciones o esta tara en la profesionalización de nuestro principal sector productivo.
Según el citado informe, titulado 'Monitur 2010', las iniciativas para fomentar la atracción del talento, la formación y la eficiencia de los recursos humanos son muy escasas, lo que agrava el problema hasta colocar a la Comunidad Autónoma en una delicada posición si quiere mantener cuotas de competitividad que no sólo dependan de sus encantos naturales.
Las carencias en el campo formativo a las que alude la evaluación de Exceltur no han mejorado a lo largo de los últimos dos años. El suspenso es la resultante, entre otras cosas, de la desidia y de la falta de interés de un trabajo sistemático en áreas como el apoyo a la formación continua, la calidad de la formación profesional o del propio sistema educativo. Del informe se deduce que si se reiteran las circunstancias, el déficit puede incrementarse con evidentes efectos negativos y que el destino perderá caché porque los cada vez más exigentes clientes -aunque paguen precios a veces irrisorios- se encontrarán a disgusto y sin ver correspondidas sus demandas de atención.
Los recursos humanos, en cualquier orden o actividad productiva, son primordiales. De sus prestaciones depende la buena marcha de una empresa o del sector en el que está encuadrada. Si ese personal no da la talla, todos saldremos perdiendo, así que habrá que esmerarse.
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