So de sonetos, de de décimas y ro de romances. Sin más, escribe el autor con una precisión en la página de dedicatoria: Una aclaración impertinente. Ý así se lanza a una nueva aventura editorial Jesús Hernández García quien esta noche, a partir de las ocho, en la Casa de la Cultura de Los Realejos, presenta un poemario titulado de forma tan original como para meterse de lleno en su lectura: Sodero. Para los más puntillosos, en la misma entrega, otra definición: Sodero es el que vende y reparte soda.
En diez composiciones utilizando el soneto, sesenta y tres poemas en décimas y dos romances, Hernández acredita su vena poética, que era como una suerte de espina ahí clavada -bueno, en canciones y tenderetes, entre improvisadas y cultivadas estrofas, coplas y cuartetas- hasta verlas ahoira, legibles, en un nuevo libro cuyos lectores entenderán perfectamente, al menos los que conocen bien la personalidad del escritor, siempre tan pegado al territorio, al costumbrismo y a la realidad más próxima.
Se le ve tan suelto que parece jugar con las palabras y con las figuras poéticas. "El divertido ejercicio de escandir", recuperando, en efecto, metros y patrones. El autor ya ha acreditado en anteriores entregas su predilección por un lenguaje bien empleado, por construcciones que revelan el cuidado necesario a la hora de emplear las palabras adecuadas. En eso, la poesía obliga mucho más, de ahí que resulten llamativas las estrofas y toda la secuencia poética.
Para esta nueva criatura, Sodero, Jesús Hernández se acompaña un prologuista de lujo, Alvaro Hernández Díaz, quien proclama y comparte "la esperanza de que el poemario se expanda indefinidamente", acaso el anuncio de algo tan ambicioso como musicalizar, ya en una segunda compilación, los poemas contenidos en las páginas de la obra.
Y se rodea de las atrayentes ilustraciones que aporta Marianella Aguirre, suplementadas de forma muy dinámica y vitalista por esa excelente pianista que es Cristina Coronado Alvarez.
Seguro que la espuma gaseosa de Sodero llenará de lirismo cercano y ocurrente la sensibilidad cultural realejera. Y confirmará la escritura del autor, un docente que, tras acceder a la jubilación, ha hecho de todo menos aburrirse. Tan sólo con mantener vivos diariamente a Pepillo y Juanillo, su blog, ya engrosa los reconocimientos.
1 comentario:
Gracias, maestro, por dedicarme estos renglones. Ya sabe que se hace lo que se puede, o, al menos, lo intentamos.
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