En una de las jornadas del ciclo convocado por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y Repsol durante el pasado año, se concluye que la polarización y el señalamiento de medios y periodistas, alentados por unas redes sociales que ejercen de altavoces para el linchamiento y las campañas, constituyen en la actualidad las principales amenazas al ejercicio del periodismo.
A juicio de las ponentes en este encuentro, los riesgos que enfrenta la labor periodística y sus artífices han ido empeorando en los últimos años y, muy significativamente, desde el inicio de la pandemia. "Si este debate se hubiera planteado en 2019, habríamos hablado de precariedad. Hoy en día hablamos de amenazas incluso físicas", aseguró la directora de informativos de ‘Á Punt’, de la Radiotelevisión de la Comunitat Valenciana, Raquel Pérez Ejerique.
Sin olvidar la insostenible situación que afrontan los profesionales que informan desde Ucrania y Rusia y los datos recopilados por Reporteros sin Fronteras (RsF) sobre 2021 (488 periodistas encarcelados por desempeñar su profesión) y, aunque en España, “ejercemos en un Estado de Derecho”, para la directora de Contenidos y Transformación Digital de Canal Sur (Andalucía), Carmen Torres Palmero, es obvio que, “a nivel doméstico, el histórico linchamiento que hemos tenido los periodistas cuenta hoy en día con el altavoz de las redes sociales”. Esto supone “una amenaza en las calles y un descrédito para la profesión”.
Los jóvenes, ha añadido, tienen aversión a los medios y los políticos les atacan “y todo eso nos perjudica en gran manera”.
Según una nota de la FAPE, ahora mismo hay un intento descarnado de prescindir de los periodistas. Lo confirma la redactora de ‘El País’ y presidenta de la Asociación de Periodistas Parlamentarios, Anabel Díez, quien se ha mostrado de acuerdo en que el acoso a los medios, lejos de ser algo nuevo, es “inherente a los políticos. Otra cosa es la capacidad de disimularlo y contenerse” que unos y otros tengan. “¿Qué ha cambiado, entonces?”, ha planteado: “la polarización, el sectarismo, el intento cada vez más descarnado de prescindir de los periodistas para buscarse otros canales como las redes, o los mensajes enlatados y los vídeos”.
Díez tampoco ha querido olvidarse, entre las amenazas que acechan al periodismo en España, de la precariedad. “Si los medios no invierten en calidad, si no hay quien lo haga, entonces lo que está en peligro no son los periodistas sino la democracia”.
Asimismo, la directora del área de Información y Documentación de la Corporación de Radio y Televisión de Galicia (CRTVG), Concha Pombo, ha señalado a la polarización como “la gran amenaza” que “pone en riesgo uno de los valores más importantes del periodismo, como es la independencia”.
Pombo ha hablado de “aquellos periodistas que escriben en Twitter textos que no son periodismo, en los que se posicionan abiertamente, sacrificando cuestiones como la imparcialidad e, incluso, poniendo en la picota a colegas de otros medios”. Una cosa es ejercer en las redes como periodista y otra “ser propagandista de las filias y fobias que llevamos dentro como ciudadanos normales y corrientes”, dijo durante su intervención en la jornada.
La licenciada en Ciencias de la Información y directora de ‘El Periódico de España’, Gemma Robles, estima que, frente que acechan al sector, que “con medios solventes que garanticen el derecho a ejercer esta profesión con posibilidades y sin pasar penurias, podemos ir bandeando lo que se nos viene encima”.
Pese a ello, para Robles, uno de los riesgos más importantes a los que debe hacer frente la profesión es la proliferación de las informaciones “enlatadas”, los formatos en los que no se admiten las preguntas de los periodistas y que “no son periodismo”. “Pueden desaparecer las respuestas pero no las preguntas. No lo podemos permitir”, apostilló.
Una de las aportaciones más interesantes de esta convocatoria corrió a cargo del ex presidente de la FAPE, Nemesio Rodríguez, quienes se refirió a las presiones que sufre el ejercicio del periodismo. Frente a las amenazas externas al ejercicio del periodismo, aludió a la existencia de otras internas, como la connivencia de periodistas y medios con los postulados de un determinado partido político o Gobierno o la conversión de la información en espectáculo.
“Sometido al partidismo, el periodismo pierde independencia, rigor, pluralidad, credibilidad y, como consecuencia, anula su función primordial de garantizar el derecho de los ciudadanos a una información veraz, independiente y plural”, destacó Rodríguez.
Por su parte, el corresponsal de NOS News, RadioTelevisión Pública de los Países Bajos en España, Rop Zoutberg, hizo un análisis de los riesgos que, a día de hoy, afrontan los periodistas en Holanda, país que ocupa el sexto puesto mundial en la clasificación de la libertad de información.
Zoutberg destacó el clima violento que soportan los profesionales de la información en Holanda a consecuencia de la proliferación de la polarización y las amenazas del crimen organizado. Asimismo, aludió a la puesta en marcha de una organización que vigila la seguridad de los periodistas y organiza entrenamientos para su seguridad o cómo, desde octubre de 2020, puesto que todo ha ido a peor desde el inicio de la pandemia, los periodistas de su empresa que acuden a manifestaciones, protestas y otras actividades de similar carácter, llevan guardaespaldas y sus furgonetas o micrófonos salen a la calle sin logotipos identificativos para evitar agresiones.
El periodismo, pues, amenazado. Algunas circunstancias mal acompañan. Cuestión entonces de que las propias organizaciones profesionales debatan la cuestión y sepan por dónde conducirse.
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