Pues parece que se ve luz al final del túnel del edificio Iders, localizado en la avenida Familia de Agustín de Betancourt y Molina del Puerto de la Cruz. Ya saben que han transcurrido más de treinta años desde que las primeras familias y los primeros propietarios fueron desalojados a raíz de haberse detectado aluminosis (enfermedad del cemento) en algunas partes de la edificación. Más de tres décadas que han significado un auténtico calvario de manera que no prosperaron los intentos de encontrar soluciones para que los ocupantes volvieran a sus viviendas y a sus locales comerciales. La larga sombra de bloqueos y búsquedas de fórmulas jurídicas y urbanísticas –mientras la rigidez administrativa y de planeamiento se mantenía- se ha prolongado para desespero de los damnificados que veían cómo hasta se prodigaban brotes de especulación, surgidos en medio de la zozobra y el desespero sin que las vías para explorar una salida al contencioso resultaran fructíferas o viables.
El asunto se
agravó desde un ángulo social: el abandono del Iders propició que decenas de
‘okupas’ empezaran a utilizarlo regularmente como refugio. Hasta llegaron a
pagar una cantidad con tal de poder acceder y dormir. ¿Hace falta decir que la
estampa era ruinosa y sórdida? ¿Que la zona urbanísticamente hablando, otrora
expresión visible del emporio turístico, se había degradado y devaluado? Unos
incendios, intencionados o no, se encargaron de acentuar la inseguridad que se
palpaba en los alrededores. Los vecinos y comerciantes próximos fueron
hartándose y elevando el listón de sus protestas. Se hacía difícil, por no
decir imposible, convivir ante aquel panorama. El Ayuntamiento logró vallar la
edificación para impedir que se pudiera entrar desde el exterior.
Ahora, el área de Ciudad Sostenible y
Planificación del consistorio ha culminado el proceso de notificación de ruina
inminente a las personas propietarias del Iders. Con ello, se activa el período
de dos meses en el que la propiedad deberá presentar el proyecto de demolición
del inmueble. David Hernández, edil responsable del área, ha sido metódico y
perseverante al explicar que “el pasado mes de junio, a la vista de los
informes técnicos y jurídicos solicitados al área, se tomó la firme decisión de
decretar la ruina inminente del inmueble y de dar todos los pasos que dicho
decreto establece, asumiendo los compromisos que de esta decisión se derivan
por parte del Consistorio”. Por ahí están las primeras luces, son los primeros
pasos para poner punto final a un problema histórico, sin duda; pero también
para mejorar el entorno y las condiciones de vida en el sector Martiánez.
El siguiente paso, según dictamina el decreto de ruina emitido el
pasado 7 de junio de este mismo año, es la redacción del proyecto de
demolición, que deberán presentar los propietarios del inmueble en el plazo de
dos meses. Además, previo a completar la redacción del proyecto, el equipo
redactor podría establecer otras medidas de protección del edificio urgentes
como el apuntalamiento que asegure las labores previas a realizar en la
estructura. En el caso de que transcurriera el período y la propiedad no
hubiera cumplido con las obligaciones del decreto, el área de Ciudad Sostenible
tendrá amparo legal para poder asumir el procedimiento de contratación del
proyecto de demolición del edificio, mediante la ejecución subsidiaria de las
actuaciones ordenadas. Posteriormente, al estar el inmueble en situación legal
de consolidación y ser ordenada la demolición por la Administración, se
permitirá la reconstrucción con la misma edificabilidad del inmueble
sustituido, tal y como señala la legislación urbanística canaria.
Hernández subraya que “no sólo estamos dando respuesta a una
situación tan relevante para la ciudad, sino también a las personas
propietarias del edificio, que no tendrán que esperar a la tramitación de
procedimientos más complejos dependientes de otras instituciones, pues el
decreto de ruina inminente emitido por el área de Ciudad Sostenible establece el
camino a seguir de manera temporalizada y con las responsabilidades definidas”.
1 comentario:
Apreciado Salvador. Aclaremos que según el informe de Boureau Veritas pagado por los propietarios, que no por el Ayuntamiento, el Edificio Iders estaba exento de Aluminosis, excepto en los áticos de donde partió el bulo de que debía desalojarse.
Mucha desidia y falta de rigor con los culpables, es lo que ha caracterizado a los sucesivos ayuntamientos desde entonces. Nadie ha pagado en 30 años por este crimen del que los propietarios somos las únicas víctimas inocentes. No echemos las campanas al vuelo, si no aclaras primero si Ciudad Sostenible se va a hacer cargo de todo, gracias a los fondos europeos o no.
Gracias por una más completa información.
Desde "Ahí está viendo pasar el tiempo: El Edificio Iders" te deseamos un feliz Año Nuevo!
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