El Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE)
publicó el pasado viernes 26 de julio la nueva Ley de Inteligencia Artificial
(IA) que, por tanto, ya está en vigor. El objetivo de la norma es
proporcionar seguridad jurídica a las empresas. De tal forma que les permita
conocer con claridad las regulaciones europeas respecto a la implementación,
desarrollo y uso de modelos de IA.
La Ley establece establece plazos
que van desde los seis meses hasta los dos años para su implementación total. A
partir de febrero de 2025, se deberán cumplir las disposiciones generales, las
obligaciones de los sistemas prohibidos o de riesgo inaceptable, y los códigos
de conducta voluntarios.
José Andrés García Bueno, alto
ejecutivo de la compañía analítica de datos ‘Qlik’, valoró la importancia de la
Ley que, en su opinión, “va a traducirse
en seguridad jurídica para las empresas porque, a partir de ahora, ya saben lo
que está regulando Europa si desean implementar, desarrollar o usar un modelo
de IA. Es responsabilidad de las organizaciones conocer cuáles son los sistemas
prohibidos y también aquellos que están sujetos a un mayor número de controles”
Con una nueva normativa, las
empresas aun así presentan desafíos en la adopción de la IA.
Por ello, Diego Delgado firma en infoperiodistas,
una información en la que advierte que a pesar del marco regulatorio, las
empresas afrontan significativos retos en la adopción de la IA. “Según un
estudio de ‘Qlik’ –escribe- aunque un 97
% de las organizaciones ya están aplicando la IA Generativa de alguna forma, el
74 % afirma carecer de un enfoque unificado sobre IA responsable. Además, solo
el 22 % de las compañías están realizando inversiones significativas en
inteligencia artificial. Lo que revela una brecha considerable entre la
adopción de la tecnología y la inversión en su desarrollo”.
Para ahondar más en el problema,
el estudio revela que el 70 % de las empresas no están bien equipadas para
entender cómo aprovechar esta tecnología en sus datos no estructurados. Unos
datos que constituyen hasta el 80 % de los de todo el mundo.
Contrastemos brevemente el
impacto o el alcance de la nueva Ley de Inteligencia Artificial que pretende
convertirse en un referente global, similar al Reglamento General de Protección
de Datos (RGPD).
“Sin embargo –prosigue Delgado-
existen dudas sobre si será asimilada con la misma eficiencia. La normativa
exige que las organizaciones inviertan en reducir la brecha de conocimiento y
desarrollen estrategias unificadas para implementar la IA de forma responsable.
Lo cual, visto el panorama empresarial, puede tener los dos resultados
extremos”.
El salto, por lo que puede
intuirse, es significativo y captará cada vez más la atención de empresarios,
expertos y usuarios. La capacidad de adaptarse a este nuevo marco regulatorio
determinará el éxito de las empresas. Estarán en la obligación de aprovechar
las oportunidades que ofrece la inteligencia artificial mientras cumplen con
las exigencias legales y éticas.
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