La gravedad de la situación en Venezuela es mayúscula. Al
reelegido presidente de la República, Nicolás Maduro, ahora con uniforme de
jefe de la Guardia Nacional Bolivariana, no le favorecen nada esas soflamas
histriónicas y esos desmanes que desbordan la prepotencia imaginable. Sus
bravatas de fanfarrón prepotente, alardeando de detenidos, demuestran que es
incorregible. Mala, muy negativa esa dinámica presidencial. La fractura social
se acrecienta en tanto la crisis políticoinstitucional tiene una muy difícil
salida pues los Estados Unidos siguen cada vez más atentos a su proceso
electoral del próximo noviembre y las otras democracias del cono sur de América
no se atreven a dar un paso, condicionadas por la injerencia. ¿Y la OEA, dónde
está la OEA?
Mientras tanto, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) ha
condenado en un comunicado las recientes violaciones a la libertad de prensa en
Venezuela. En las manifestaciones acaecidas debido a la polémica reelección de
Maduro, periodistas han sido atacados, intimidados y detenidos, y se ha
obstaculizado la labor de los medios. La organización subrayó la imperativa
necesidad de garantizar la seguridad de estos y respetar su cobertura sobre los
eventos de gran interés público.
Roberto Rock, presidente de la SIP y
director del portal mexicano de noticias ‘La Silla Rota’, destacó la
importancia de que la ciudadanía se mantenga informada sobre estos eventos
cruciales para la democracia venezolana. “Es vital que periodistas y medios de
comunicación puedan cumplir con su labor informativa sin interferencias y sin
temor a represalias”, afirmó.
Informadores y periodistas
profesionales, testigos de la tensa
situación en las calles, han enfrentado numerosos peligros durante la cobertura
de la crisis política. De acuerdo con la organización ‘Espacio Público’, las
protestas fueron reprimidas con detenciones arbitrarias, actos de intimidación
y ataques a trabajadores de la prensa.
En efecto, el Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Prensa de Venezuela (SNTP) ha denunciado la detención de
camarógrafos y periodistas por parte de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
Además, se han reportado daños a equipos e incluso heridos, como el caso del
profesional venezolano Jesús Romero que recibió dos impactos de bala. Fue
intervenido quirúrgicamente y permanece hospitalizado, pero estable.
Carlos Jornet, presidente de la
Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP y director periodístico
del diario argentino ‘La Voz del Interior’, instó a las autoridades venezolanas
a “garantizar la seguridad de los periodistas y respetar la cobertura de un
tema de enorme interés público”. Jornet también hizo un llamado a la comunidad
internacional para “condenar la violencia contra la prensa”.
Según el LatAM Journalism Review del
Centro Knight para el Periodismo en las Américas, basado en información de
diversas organizaciones de prensa, durante la jornada electoral y hasta el 29
de julio se registraron “al menos 41 violaciones contra las libertades
informativas en trece estados del país”. Una situación que, unido al tenso
proceso político, convierte a Venezuela en un país complicado para la labor
periodística.
La situación empeora.
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