El Instituto Nacional de
Estadística (INE) se descolgaba el pasado viernes con el dato de los cuarenta y
cuatro millones de pernoctaciones registradas en los hoteles españoles.
Repitamos: cuarenta y cuatro millones, un 2,2 % más que en el mismo mes del pasado
año y la cifra más alta de la serie histórica, por encima de los niveles
previos a la pandemia. No importa que los precios hayan subido más de un 7 % en
el último año: han dormido aquí cuarenta y cuatro millones. Las quejas, ahora,
son de este signo: hay demasiada gente.
Los buenos datos de julio coinciden con un aumento del turismo
internacional. La llegada de residentes en el extranjero a los hoteles aumentó
en julio un 5,2% respecto al año pasado, hasta rozar los siete millones de
turistas, su cifra más alta de la serie histórica. Los viajeros procedentes de
Reino Unido y Alemania concentraron el 24,8 % y el 16 %, respectivamente, del
total de pernoctaciones de no residentes en julio. Por su parte, la presencia
de turistas residentes en España bajó un 3,4 %, aunque sigue por encima de los
niveles previos a la covid.
Según el INE, Los destinos principales de los viajeros españoles
fueron Andalucía (el 23,4 % de todas sus pernoctaciones), Cataluña (14,6 %)
y Comunidad Valenciana (13,2 %).
Por su parte, los principales destinos de los no residentes fueron Illes Balears (concentraron el
34% de sus pernoctaciones), seguida de Cataluña (21%) y Canarias (18%). Los
puntos turísticos con más pernoctaciones fueron Barcelona, Madrid y Calvià.
Atentos a la subida de precios. Las cifras revelan cómo la
inflación turística no está frenando las ganas de viajar. Los precios hoteleros
subieron en julio un 7,2 % respecto al mismo mes del año pasado, con aumentos
por encima de la media en la Comunidad de Madrid (13,4 %), Baleares (+9,3 %) y
Andalucía y Castilla-La Mancha (+7,3 %). Los precios de las habitaciones han
subido un 8 % en el último año, hasta los 140,5 euros de media por noche. Los
incrementos más pronunciados se dan en Madrid (+16,5 %), Castilla-La Mancha
(+12,5 %), Canarias (+10,5 %) y Baleares (+9,9 %).
El economista Santiago Niño Becerra se manifestaba días pasados
sobre el modelo de turismo en nuestro país en un popular programa televisivo de
alcance nacional. Becerra no considera que en unos años el Producto Interior
Bruto (PIB) relacionado con el turismo alcance el 17 % frente al 13 % actual
sea algo del todo positivo. Aclaró el economista: “Hay que subdividirlo. Hoy,
el 45 % del PIB de Baleares ya lo genera turismo; en Canarias, el 30 % y en
Cataluña es el 12,2 %”.
Según una idea de Niño Becerra, el problema actual del turismo
llega porque “sencillamente, no se ha afrontado”. Y pone como ejemplo la
situación de la comunidad archipielágica de Baleares: “Que su PIB dependa del
13,4 % del turismo, que por cada millón de turistas que llega a las islas
mediterráneas, aumenta o disminuye en mil cuatrocientos de euros”.
Esto significa, según dijo en el espacio televisivo, que los
últimos sesenta años, apenas se ha planificado con rigor ninguna medida
específicamente turística. Su versión incide en que esta masificación solo es
posible reducirla renunciando a una parte del PIB. ¿Hasta qué punto se está
dispuesto? Preguntado si una de las medidas para intentar afrontar el turismo
de masas, podría consistir en la implementación de ecotasas o tasas turísticas,
que siempre –al menos en Canarias- se han topado con el rechazo del sector
hotelero, se cuestionó también si hay algún plan
alternativo para recuperar esos millones que se podrían perder si se pone coto
al turismo de masas o a entregar algo a cambio: «Diría que hace 30 años
tal vez, hoy no».
Y remata con unas sabias
palabras: el profesor Niño subraya que apostaría por limitar el número de
visitantes que pueden acceder a un sitio de manera que, al reservar un viaje,
también se debería reservar el acceso a determinadas playas o monumentos. En
cualquier caso, advierte de que para conseguir mantener ese turismo 'de
calidad' hay que «invertir en infraestructuras, en capital humano...» Asimismo,
es rotundo cuando señala que «el rechazo al turismo es muy peligroso».
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