miércoles, 1 de junio de 2011

LUCES ROJAS

“Hay muchas luces rojas de racismo y xenofobia encendidas en Europa”, ha declarado en Las Palmas de Gran Canaria Alvaro Gil Robles, ex defensor del Pueblo y ex Comisario de derechos Humanos del Consejo Europeo. O sea, se constata que la incertidumbre se acrecienta y que la inquietud se agrava: cuando observadores con experiencia como Gil Robles hacen estas afirmaciones es que los temores, con los brotes consagrados en las urnas de distintos países, son fundamentados.
¿Corre peligro Europa? Pues aunque la pregunta parezca bruta o exagerada, hay elementos suficientes para una respuesta afirmativa. Entre esos elementos, la falta de un liderazgo potente y respetable (no personal sino el que correspondería a la Comisión Europea) que frene los movimientos unilaterales de países que cuyos gobiernos buscan respuestas para salvarse sin reparar en que ponen en peligro la unidad y los cimientos mismos de la Unión Europea.
El propio Gil Robles habla de un progresivo debilitamiento de la Europa económica, política y social lo que, en esencia, significa que han entrado en crisis los grandes valores colectivos democráticos de la construcción europea.
En Austria, Holanda, Dinamarca, Finlandia, en la Francia lepenista o la Italia permisiva donde resurgen ciertas actitudes autoritarias, se encienden esas luces anunciadoras de fenómenos sociales que cuestionan no ya el espíritu europeísta sino las bases mismas de la convivencia.
Agresividad, incitación a la violencia, radicalización… Todo eso -he ahí lo preocupante- por la legitimidad de las urnas.
No echemos en saco roto apreciaciones como éstas pues formamos parte de la Unión y esta vez no caben posturas complacientes de verlas venir, de descansar responsabilidades en terceros y ya nos alinearemos.
Las luces rojas advierten. Y hay que posicionarse.

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