viernes, 18 de noviembre de 2011

ESTATURA POLÍTICA

Sea cual sea el resultado, Alfredo Pérez Rubalcaba debería ser recibido con ovación el próximo lunes cuando asista a la reunión de la comisión ejecutiva federal del PSOE. Ha demostrado en la campaña su estatura política. Sólo con ella podía hacer frente a las circunstancias adversas con que afrontó su papel de candidato y a las que se sucedieron desde entonces, prácticamente hasta el último día de campaña. Sólo un corredor de fondo podía posicionarse con tanto coraje político y contanta firmeza ante los males que injustamente le atribuyeron. Y en una campaña caracterizada por la atonía y por tendencias demoscópicas repetidas hasta la saciedad, aportó la chispa y la frescura. Habló de ideas y alternativas. Y elevó su talla al eludir la rentabilización política de la decisión de la banda terrorista. Que las redes sociales, tras el debate televisivo, hayan registrado vibraciones más favorables, habla a las claras de que comunicó mejor. No se arrugó -al derechío mediático, empecinado en destacarle como un Rasputin, se le agotaron los denuestos y los dicterios para descalificarle- y asumió con entereza todos los riesgos de castigo.


Ocurra lo que ocurra, Rubalcaba será reconocido por no haber sido un candidato al uso, una solución de emergencia. El suyo es un dignísimo papel en las más desfavorables circunstancias para su partido. El papel de un político corredor de fondo que ha estado a la altura de lo que podía esperarse.

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