domingo, 20 de noviembre de 2011

NUEVO CICLO

La política no se termina en unas elecciones, primera conclusión para el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que sufre el peor descalabro de la democracia. Y la grandeza y la madurez de una organización política se demuestran en trances como el que sigue a la jornada electoral. Pero la cuestión es saber cómo están las costuras para afrontar esa derrota histórica: además de autocrítica, se requiere rearme ideológico. La capacidad para ejercer la oposición se sobreentiende: hay experiencia de sobra.
Si la del 22 de mayo fue la noche más amarga, como quedó dicho aquí mismo, la del 20 de noviembre será recordada como la más preocupante, la del comienzo de un nuevo ciclo. Un partido debilitado que sale, en la oposición en casi todo el mapa político, en busca de nueva dirección y de nuevo liderazgo. Mejor no conjeturar sobre posibles nombres para la sucesión: se abre el proceso congresual. Hay que operar con prontitud pues las circunstancias aconsejan hacerlo sin dilación.
Lo cierto es que ahora los socialistas han sucumbido a la crisis general, como les ha ocurrido a otros gobiernos y otros mandatarios. Las ganas de castigo, ya anticipadas en mayo, han podido más que todos los intentos, incapaces de romper tendencias demoscópicas. Eso no obsta para dejar de reconocer la estatura política de Rubalcaba y sus activos, hasta el punto de preguntarse qué hubiera sucedido de no ser el candidato.
El Partido Popular (PP) vuelve al gobierno. Ahora, con el mejor resultado de su historia. Con un gran respaldo social. La templanza del presidente electo, en el clímax de la victoria, daba a entender las dificultades de la situación acaso porque allí mismo, en el recuento y en el contento, se habían acabado las tibiezas y las indecisiones. Para Rajoy ha llegado la hora de las determinaciones, las que empezarán a endulzar, por cierto, los que hasta ahora han sido más críticos con las políticas socialistas.
Los avances de otras opciones políticas configuran un Parlamento más pluralista. Atentos a los nacionalismos: mientras en algunas comunidades se fortalecen y ganan posiciones, en Canarias ocurre justo al contrario.
A ver cómo reaccionan las bolsas. Porque no olvidemos que los mercados no descansan.

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