El 11 del 11 del 2011, a las 11 horas y 11 minutos. Salen diez unos, dos más que los habituales de la celebración, la que hemos glosado en este mismo blog, sin ir más lejos, en esta misma fecha hace dos años. Esto fue lo que escribimos entonces:
"El 11 del 11 a las 11 y 11. O sea, el 11 de noviembre a las 11 y 11 minutos de la mañana. Tantos 'unos' juntos simbolizan el arranque del Carnaval en Düsseldorf, una de las ciudades más importantes de Renania-Westfalia, norte de Alemania, hermanada con el Puerto de la Cruz por un intercambio carnavalero a punto de cumplir cuarenta años y que significó, casi sin querer, la primera promoción turística seria del destino portuense.
"O sea, que dentro de unas horas, allí estarán de celebración. Es una fiesta muy participativa, nada ostentosa, en la que ya estarán los príncipes del Carnaval. Autoridades locales y representaciones de las sociedades y entidades carnavaleras viven a fondo, en un ambiente muy musical, el primer acto de unos festejos que los alemanes disfrutan a su modo, con su riguroso respeto horario, con sus formalidades protocolarias y demás. Se divierten, sí, compartiendo alegría y bullicio que alcanzarán su máximo esplendor allá por enero y febrero cuando las carnestolendas envuelvan a media humanidad.
"Así que los 'unos' simbolizan el primer paso, es el ritual de cada año, una suerte de pregón pero en versión alemana. Allí se lo toman muy en serio. Su Carnaval, el de los alemanes, es una fiesta que se caracteriza por su rigor organizativo. Hace unos años, en ocasión de la materialización del hermanamiento anual, cuando se celebraba el "Lunes de rosas", su día grande, nos dijeron: "La carroza de Tenerife pasará ante la puerta principal del Ayuntamiento a las 14.23 horas". Y allí, en ese preciso momento, estaba la carroza, con la reina y su corte de honor del año anterior a bordo, arrojando flores, caramelos, serpentinas y cofettis mientras las televisiones del país se detenían especialmente en el paso para comentarlo con exhaustividad.
"Durante nuestra estancia en la alcaldía portuense, intentamos llevar a cabo una fiesta similar, en la calle, el primer domingo de diciembre. Siempre pensando en otro atractivo turístico y en motivar a grupos carnavaleros. La acogida fue buena, empezó bien pero faltó tiempo para consolidar la iniciativa.
"Ahora todo estará preparado en Düsseldorf, dentro de unas horas, en el Ayuntamiento, vivirán la alegría de la primera cita carnavalera, entre ritmos heterogéneos de fanfarrias y brindis de champán con naranja o cerveza, simplemente cerveza.
"Puede que esta vez la alegría sea mayor: hace nada los alemanes estaban recordando otra celebración, ese peculiar día de la libertad o de la unificación que significó la caída del muro de Berlín".
"El 11 del 11 a las 11 y 11. O sea, el 11 de noviembre a las 11 y 11 minutos de la mañana. Tantos 'unos' juntos simbolizan el arranque del Carnaval en Düsseldorf, una de las ciudades más importantes de Renania-Westfalia, norte de Alemania, hermanada con el Puerto de la Cruz por un intercambio carnavalero a punto de cumplir cuarenta años y que significó, casi sin querer, la primera promoción turística seria del destino portuense.
"O sea, que dentro de unas horas, allí estarán de celebración. Es una fiesta muy participativa, nada ostentosa, en la que ya estarán los príncipes del Carnaval. Autoridades locales y representaciones de las sociedades y entidades carnavaleras viven a fondo, en un ambiente muy musical, el primer acto de unos festejos que los alemanes disfrutan a su modo, con su riguroso respeto horario, con sus formalidades protocolarias y demás. Se divierten, sí, compartiendo alegría y bullicio que alcanzarán su máximo esplendor allá por enero y febrero cuando las carnestolendas envuelvan a media humanidad.
"Así que los 'unos' simbolizan el primer paso, es el ritual de cada año, una suerte de pregón pero en versión alemana. Allí se lo toman muy en serio. Su Carnaval, el de los alemanes, es una fiesta que se caracteriza por su rigor organizativo. Hace unos años, en ocasión de la materialización del hermanamiento anual, cuando se celebraba el "Lunes de rosas", su día grande, nos dijeron: "La carroza de Tenerife pasará ante la puerta principal del Ayuntamiento a las 14.23 horas". Y allí, en ese preciso momento, estaba la carroza, con la reina y su corte de honor del año anterior a bordo, arrojando flores, caramelos, serpentinas y cofettis mientras las televisiones del país se detenían especialmente en el paso para comentarlo con exhaustividad.
"Durante nuestra estancia en la alcaldía portuense, intentamos llevar a cabo una fiesta similar, en la calle, el primer domingo de diciembre. Siempre pensando en otro atractivo turístico y en motivar a grupos carnavaleros. La acogida fue buena, empezó bien pero faltó tiempo para consolidar la iniciativa.
"Ahora todo estará preparado en Düsseldorf, dentro de unas horas, en el Ayuntamiento, vivirán la alegría de la primera cita carnavalera, entre ritmos heterogéneos de fanfarrias y brindis de champán con naranja o cerveza, simplemente cerveza.
"Puede que esta vez la alegría sea mayor: hace nada los alemanes estaban recordando otra celebración, ese peculiar día de la libertad o de la unificación que significó la caída del muro de Berlín".
Los 'unos' añadidos igual acentúan ese peculiar jolgorio germánico, independientemente de las circunstancias que concurren en la crisis de la Unión Europea.
En España, plagada de incertidumbres, otros saltarán hoy de contentos: los afortunados con los premios de un sorteo extraordinario de la ONCE cuyos cupones se han agotado, literalmente, en varias localidades canarias.
Pensar que en plena crisis aún encontramos resquicio para hablar de asuntos bullangueros...
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