Un referéndum para Grecia se ha sacado de la manga su presidente. O sea, que si éramos pocos, ha parido Papandreu la penúltima fórmula para hacer más intrincada la jungla del euro y de la recesión que, en España, muchos creen que va a termninar el próximo domingo 20. Con razón, tras el anuncio, las bolsas europeas se desplomaron. Qué va: imposible respirar tranquilos, no ya un día, sino horas, media jornada. Imposible ver la luz del túnel: ni préstamos ni quitas ni primas de riesgo ni déficit público ni el eje franco-alemán decidiendo con el agua al cuello. Esto se complica, se pone de color hormiga: también suenan tambores de inquietud financiera en Francia. ¿A dónde vamos a llegar? Ni los versos del poeta son de aplicación: bienaventurados los que están en el fondo del pozo porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando. Aquí, ¿dónde está esperanza? Igual el referéndum, de celebrarse y de perderlo el Gobierno griego, produce el efecto dominó: entonces ni la poesía será un recurso.
miércoles, 2 de noviembre de 2011
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