Tuvimos oportunidad de recordar con la periodista tinerfeña Cristina García Ramos, minutos antes del acto convocado por la Fundación Diario de Avisos para la entrega de los premios ‘Taburiente’ en el Teatro Guimerá, aquel episodio en el viejo aeropuerto de Los Rodeos, al que llegaba en su primer viaje oficial a Canarias el que fuera presidente del Gobierno, Adolfo Suárez.
Cristina ya andaba en Televisión Española (TVE), aún
en blanco y negro, en donde inició una brillante trayectoria periodística.
Desde Madrid le habían encargado que tomase como fuese unas declaraciones del
presidente. Tendrían el valor de ser las primeras en Canarias y un significado
singular en el contexto de la preautonomía que se estaba fraguando.
La periodista andaba nerviosa, por si no conseguía
su objetivo. No había mucha experiencia en visita de personalidades y la
cobertura consiguiente y tampoco había indicaciones muy concretas sobre la
fórmula escogida: si rueda de prensa, si se acercaba a una dependencia del
edificio terminal (sala de autoridades) o si atendía a los medios a pie de
avión antes de iniciar el recorrido del programa oficial que incluía un
desplazamiento a La Gomera.
Por allí andábamos, en una de las primeras misiones
informativas al margen del deporte que nos encomendó el padre José Siverio
desde la dirección de Radio Popular de Tenerife. Y allí estaban, entre otros,
Rafael Clavijo, presidente del Cabildo Insular de Tenerife; y Alfonso Soriano,
que se estrenaba como presidente de la Junta de Canarias. Recordamos que antes
de empezar se discutía sobre quien antecedía en la prelación de autoridades:
recordamos a Clavijo tomando del brazo a Soriano para que le antecediera.
Cristina García Ramos estaba allí, nerviosa y
pizpireta, sin ánimo de lucimiento personal pero sí predispuesta a cumplir con
el cometido que le habían asignado. Cuando Suárez se acercó al lugar reservado
a las autoridades, la periodista rompió el corrillo que formaban periodistas,
acompañantes y agregados y se acercó, la primera, hasta el mismísimo presidente
del Gobierno, que la atendió y respondió a sus preguntas.
¡Lo había conseguido! Cuando finalizó, volvía
sonriente a la fila de autoridades, donde se abrazaba a Clavijo y a Soriano,
que la felicitaban. Misión cumplida, en medio de las incógnitas y las
incertidumbres del momento. Ella misma se encargaría luego de completar la
pieza –con el revelado, la edición y el envío a Madrid- para que la primera edición del Telediario
incluyese las primeras imágenes y la primeras palabras de Adolfo Suárez en Tenerife.
Fueron unos momentos cuya evocación nos permitió
rescatar el significado del periodismo de alcance, el más puro y noble. García
Ramos, discípula de Alfonso, copresentadora junto a José Antonio Pardellas, del
espacio ‘Panorama de actualidad’ y del primer ‘TeleCanarias’ que se hizo en la
tierra, acreditaba arrojo periodístico y solvencia profesional.
Nada tiene de extrañar que luego marchara a Madrid y
prolongara una carrera de éxitos. Su rostro, su estilo y su acento conquistaron
a los seguidores de ‘300 millones’, como también lo hicieron cuando presentó y
dirigió, en 1993, el espacio decano sobre crónica social en las televisiones
del país, ‘Corazón, corazón’.
Cristina García Ramos fue una de las galardonadas
con el premio ‘Taburiente’. Su intervención en el Guimerá también se ganó el
afecto y el respeto de loa asistentes que la premiaron con una prolongada
ovación.
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