En septiembre de 1822, eran síndicos personeros del Puerto de la Cruz Juan Antonio Meilhión y Rafael Pereyra. El síndico personero del común fue un cargo municipal español instituido por Carlos III de España como repuesta a las protestas populares conocidas como Motín de Esquilache de 1766 y con la finalidad de dar voz en los ayuntamientos al "común", como se solía llamar entonces a los plebeyos, al pueblo.
Entre los apuntes personales del cronista oficial, Nicolás Pestana, que conserva la familia, figuran los relativos al propósito de la necesidad de proceder a reparar el antiguo convento de Santo Domingo que el Rey había cedido al pueblo portuense para casas consistoriales, escuelas, cárceles y otras utilidades, de manera especial las azoteas pues se trataba de evitar que la edificación se derrumbase ya que amenazaba ruina.
Como no había dinero en efectivo para realizar las obras -relata el cronista- los personeros propusieron la venta de las dos pequeñas cárceles que existían y que no se necesitaban ni podían usarse dada su escasa seguridad. También recomendaron la enajenación de la dependencia que habitaba "el ministro" (alguacil). Con el importe global, se procedería a la ejecución de las obras.
Así se hizo. Fueron nombrados peritos con el fin de que tasaran dichos inmuebles, el maestro de carpintería Agustín Esquivel y Andrés Abreu, cuyo oficio o dedicación no es citado por el Pestana.
Pero sí precisa que la casa y dos más, que sirvieron de cárceles para mujeres y hombres, contigua la una de las otras estaban situadas entre las calles La Damas, Venus (hoy Iriarte) y la plazuela Concejil. En el lado del poniente, por cierto, estaba el Pozo Concejil del que, en anteriores épocas de sequía, se surtían los vecinos de sus aguas, algo salobres.
La casa era conocida como 'Casa del Pueblo' y en ella se celebraban los consejos de vecinos para tratar entonces de asuntos de la municipalidad.
Relata el cronista (en noviembre de 1964) que los inmuebles fueron adquiridos y demolidos por la familia Blanco. En el fondo de su predio rústico, fue fabricada la llamada Casa Ventoso, frente a la que se halla el mencionado Pozo Concejil "a nueve varas lineales de su entrada". Aquellos solares formaron parte de la mencionada plazuela.
La Casa Ventoso se llamó primeramente Casa de Blanco o Casalón. Después Casa de Cullen; y finalmente, Casa Ventoso. Fue propiedad de los Machado y Pérez, como nietos de Víctor Pérez González y Victoria Ventoso, por herencia de sus tías y padres.
La Casa albergó, con el paso de los años, el antiguo colegio de los padres agustinos. En su interior, acoge el célebre torreón, restaurado y bien conservado pero merecedor de una mejor atención patrimonial y de un uso adecuado.
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