domingo, 2 de abril de 2023

APLAUSOS PARA LA MEMORIA

 

El lleno fue el de las grandes ocasiones. Cuando el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC), con sede en el Puerto de la Cruz, se llena es porque el contenido del acto atrae o porque hay invitados de lujo. O porque se cumplen años de una efeméride.

Esa tarde, además, iba a servir para saldar una deuda, o un pendiente, que el virus se encargó de notar. Fue la tarde del 28 de marzo en que la entidad cumplía setenta años de su fundación y ahí estaba el historiador Eduardo Zalba para consignarlo, haciendo de maestro de ceremonias. Si acaso, faltó una mención a Isidoro Luz Carpenter, primer presidente; y a Antonio Ruiz Álvarez, que le acompaño como secretario en la primera directiva.

Fue el acto en que la coral ‘Reyes Bartlet’, hoy asociación cultural, recibía un más que merecido homenaje. El colectivo siempre ha estado presente en las principales manifestaciones culturales de la ciudad durante las últimas décadas. Numerosos premios avalan su desempeño, contrastado en importantes convocatorias musicales españolas y del extranjero.

La coral ha sido la de  nuestras vidas, la de los portuenses, un timbre de orgullo cuando su nombre ha aparecido protagonizando un vitalista proceso de participación y renovación y un compromiso con la música vocal. Así, la presidenta y la gerente de la entidad, Marina y Cristo Velázquez, respectivamente, glosaron el reconocimiento tras una probada y esforzada trayectoria en la que ha sido necesario luchar contra la escasez de recursos.  La reivindicación para acabar con la precariedad era consecuente. Cristo lo hizo, por cierto, para obrar la distensión, dirigiendo al público asistente con sonidos y lenguaje de signos, haciéndolo interpretar, sobre la marcha, el “Cumpleaños feliz” que sonó espléndido en el atentado y coqueto recinto de la calle Quintana.

A la profesora Margarita Rodríguez Espinosa, dirigente del IEHC, le correspondió hacer la glosa de la segunda homenajeada de la noche, Nieves García Hernández, junto con su madre, Nieves, una verdadera puntal de la institución, siempre atenta, siempre velando por el desarrollo puntual de las actividades y por la difusión adecuada de las mismas, consciente de que sin cultura palidecía la personalidad de los portuenses. Estuvo espléndida, certera, Rodríguez Espinosa, gran conocedora de la homenajeada cuya biografía describió a grandes rasgos significando su intervención en distintas  intervenciones. El vínculo de Margarita con el Instituto, desde la adolescencia, se ha venido enriqueciendo con valiosas aportaciones históricas para que en la historia queden registrados episodios y valores que nos hacen quererlo más.

Yballa, la hija de Nieves, presente en el acto, no pudo reprimir la emoción, cuando recogió la distinción y la ovación cerrada de los asistentes. Eran los aplausos del recuerdo, de la memoria viva de la cultura local. Nieves, siempre Nieves. 

 

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