lunes, 19 de febrero de 2024

La mirada de Fernando

 

El timbre telefónico, el clásico, de toda la vida, alteró la quietud vespertina dominical.

-Murió Fernando.

Sabíamos de su enfermedad, agravada en las últimas fechas, pero no vislumbrábamos el fatal desenlace, a los 77 años. Fuimos lectores de Fernando G. Delgado desde Tachero, su primera novela, a principios de los años setenta. Fue algo más que un periodista: estábamos ante un intelectual distinguido, un escritor sobresaliente, el hombre pausado y reflexivo que tuvo tiempo incluso, en los últimos años de su vida, de hacer una incursión en la política activa, allí en la Comunidad de Valencia, la que había escogido para residir, junto al mar, como buen isleño.

Nos conocimos en la etapa de Radio Nacional de España (RNE), cuando hubo oportunidad para intercambiar criterios sobre el vuelco que iba a experimentar la radiotelevisión pública. Junto a una voz excepcional como la de José Antonio Pardellas, que ejerció como director del Centro Emisor del Atlántico y luego le reclamó para compartir tareas ejecutivas de dirección en la sede principal de la emisora, ya en plena expansión. Dirigió Radio3 en 1981 y más tarde estuvo al frente de RNE, ocupando en la dirección en dos etapas, de 1982 a 1986 (ya era Eduardo Sotillos ministro portavoz del Gobierno) y de 1990 a 1991.

Y el salto a la Sociedad Española de Radiodifusión (SER), en una de sus etapas gloriosas. Delgado dirigió el programa ‘A vivir’ desde 1996 hasta 2005, que fue cuando le dio el relevo a la actual directora de Hoy por Hoy, Àngels Barceló.

En su larga trayectoria profesional también fue miembro del Consejo de RTVE y en 1991 ocupó la dirección de Tele-Expo. En Sevilla, precisamente, ejerciendo de director general de Relaciones Informativas del segundo gobierno de Jerónimo Saavedra, tuvimos ocasión de profundizar en la relación político-profesional.

En 2005 dejó el periodismo activo para dedicarse íntegramente a la literatura. Algunas de sus obras más populares son Exterminio en Lastenia, La mirada del otro o Sus ojos en mí. Por algunas de estas obras recibió varios galardones, como el Premio Planeta o el Premio Pérez Galdós. Además, como reconocimiento de su trayectoria recibió un Premio Ondas Nacional de Televisión o una Antena de Oro por su labor al frente del Telediario.

Luego tuvimos opción de admirar su sobriedad en la pantalla. Muy pocos locutores la hacían sostenible como él.

Escritor sobresaliente, con una prosa cautivadora, como lo acreditó en La mirada del otro, cuya trama de emociones psicológicas elevaba las ansias del lector a medida que pasaba las páginas. Vicente Aranda dirigió la película del mismo nombre, basándose en la novela, sin suerte en el festival de Berlín, aunque más reveladora de su estilo y de su mensaje fue otro título, Ciertas personas, cuya tensión narrativa elevó al máximo.

Unas últimas consideraciones para hablar de su incursión en política cuando residía ya en Valencia. Le correspondió, al ser el diputado de más edad, la intervención de apertura de las Cortes valencianas.  Su ideario se resume en las aspiraciones de igualdad. Un intelectual sencillo que siempre tuvo presente a la isla, pese a residir mucho tiempo fuera de ella. Tan valiente como pausado, tan equilibrado como audaz.

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